Torbellino del tiempo
«Ayer fue miércoles toda la mañana. Por la tarde cambió: se puso casi lunes…»
Llamaron a la puerta y como nadie abrió deslizaron por debajo un papel con una confusa felicitación. No hice caso y seguí tendiendo nubes con pinzas de tormenta en el cielo del sábado mientras pude alcanzarlo. Las aves del jueves rondaron la azotea y se colaron una y otra vez para sacar hilos de niebla porque tejían sus nidos de trompeta. Lentamente caía la noche del domingo acostándose en las baldosas de rocío. Un cometa iluminó el escenario del martes trece que cumplió el oráculo del tiempo: duró hasta la primera nevada del viernes de Nochebuena.
Dorotea Fulde Benke