“Pero el ser humano necesita vivir aferrado a algo- dice Ôshima-. Es inevitable. Tu mismo debes hacerlo sin darte cuenta. Tal y como dice Goethe: “Todas las cosas de este mundo son una metáfora”.
Es mi primer libro de Haruki Murakami. No leerle antes ha sido quizá un pelín de cabezonería por mi parte, y lamento haberlo hecho, haber dejado que ciertas ideas preconcebidas de me hayan apartado de él. Porque Kafka en la orilla ha sido un magnífico descubrimiento. Murakami llena el libro de referencias, de metáforas, de subrrealismo alucinante. He llenado mi cabeza con sus voces. Frases que te trasladan a momentos oníricos, la metáfora de la vida encarnada en dos vidas paralelas, la de un muchacho Kafka Tamura obligado a crecer y a enfrentarse a la maldición de hacerse adulto y la da Satoru Nakata obligado a romper con la maldición que le asola desde la infancia, la de ser diferente, la de no entenderse salvo con los gatos.
Kafka en la orilla entreteje de modo magistral la vida de estos personajes, como se mueven como coinciden en una biblioteca, como las búsquedas se cierran, como otros se implican en sus vidas, como una tela de araña que lo cubre todo. Nuestras vidas se entretejen provocando tragedias mientras el mundo avanza al mismo son. Cada uno de nosotros somos un hilo que se aporta al conjunto y su quiebra descompensa el todo.
Puede ser una visión real o irreal, puede leerse como una metáfora de lo que sucede o sólo como un cuento pero creo que Murakami nos habla del necesario equilibrio, de su quiebra, de cómo cada una de nuestras acciones desencadena una tormenta o una gran calma. Nos da un hilo para encontrar al minotauro, nos lo presenta en palabras y nosotros lo seguimos, desentrañando un laberinto quizá no fácil pero desde luego muy estimulante y lleno de matices que como lector me han entusiasmado.
Puede que no sea una lectura fácil, ya lo he dicho pero desde aquí no puedo sino animarles a ustedes a leerlo, a desentrañar sus imágenes, a mirar dentro de los ojos del gato de la portada.
Porque son muchas las veces que uno disfruta más de estas historias quizá no tan lineales, que necesitan de un lector activo que desentrañe las letras y que vaya formando en su cabeza la trama. Es más estimulante, ¿no creen? Pues ya saben, láncese a la librería o la biblioteca, tome un ejemplar y dispóngase a disfrutar.
Maite Diloy (Brisne)
Colaboradora de Canal Literatura en la sección “Brisne Entre Libros“
Blog de la autora
Mi primer contacto con Murakami fue a través de su ópera prima, «Azul casi transparente», y fue tan brutal que me costó mucho reponerme y formarme una opinión. Aun así, me quedaron ganas de más. Interprétese como quiera.
Un abrazo.