La fábrica de huesos. Por Brisne

«Este vino es la fábrica. Este vino es la historia de la fábrica de huesos, incluso la misma historia de José, de Paulino, de Carmela, de Asturias, del viejo Colás, de Emilia. El vino es de los pobres que abrasa el estómago y emota la cabeza para no pensar en lo que nos espera a la vuelta de la esquina y olvidar rápidamente lo que hicimos hace diez minutos. El trabajo agotador y mal pagado.»

José Giménez Corbatón nos describe en este libro la dura realidad de la posguerra, mirada entre los visillos de la vida de un capataz José y su familia. Entrevemos el sufrimiento de aquellos que les costó el trabajo por poco, con casa y retrete en el corral. La vida que construyeron tras la guerra, debajo de un dueño despótico e hipócrita, luchando por sobrevivir. Pero no sólo nos cuenta eso, nos habla también del matrimonio, de los hijos, de la crianza, del amor, de casarse o no casarse. Sentimientos y sensaciones que pueblan nuestras vidas. El protagonista no sabe en un momento si hizo bien casándose, si igual debería haber seguido con un antiguo amor. Porque no siempre sabemos si nuestras decisiones son acertadas. Incluso si elegimos la puerta correcta por la que entrar a la vida. Y pese a todo sigue con su mujer. Aunque la duda siga. La vida cambia, el hijo también le cambia. Le vemos cambiar, luchar por mejorar su vida, con peticiones diversas, un w.c., unos días de vacaciones. Nos enseña la vida en familia, las relaciones del hijo con los abuelos, las reticencias de la nuera. Nos presenta un universo completo. Incluso las relaciones del dueño con la querida, que al final se dibuja como una pobre mujer que vende su cuerpo como otros venden su trabajo.
Las dudas de José pueblan la novela, dudas con respecto a Emilia, la amante del dueño, dudas con su matrimonio. Frente a la duda de José, el personaje de Carmela es un bloque, una mujer que tiene claro lo que quiere y busca lo que necesita. El contrapunto de la pareja. Y uno al leer empatiza con José, quizá porque no son amables los personajes que no dudan. Quizá porque todos dudamos y es la duda dónde encontramos nuestra razón de ser.
He subrayado miles de frases, porque me ha dibujado un universo, a frases, a sentires, a palabras que se clavan en los ojos, palabras necesarias, palabras que nos llevan a otros lugares, a sitios desconocidos, a lugares desiertos que hemos olvidado. Pero también nos habla de las dudas del ahora, de las que cualquiera tenemos, de las que te asaltan cuando pones la cabeza en la almohada y te tapas con la manta los días de frío. El entonces se mezcla con el ahora. ¿Les he dicho ya que me ha encantado? Igual no lo han notado pero la novela me ha enamorado una vez más. La prosa de Giménez Corbatón me dice tanto que apenas puedo dibujar en estas líneas lo que me sugiere. Porque en cada página he dejado una marca en lápiz, he parado y he pensado. En sus personajes y como en esas palabras reflejan la vida que tenemos, nuestras dudas, sus relaciones. Todo eso en un momento histórico determinado. Pero poco importa eso, lo que importa es lo que sus palabras nos dicen. Lo que me han dicho. Lo que espero que a ustedes les digan.

 

Brisne
Colaboradora de Canal Literatura en la sección «Brisne Entre Libros«
Blog de la autora

3 comentarios:

  1. Hola Brisne, veo que sigues degustando la literatura con auténtico paladar. Enhorabuena, y gracias por esta recomendación. Atentamente, Lirea.

  2. Muchas gracias. Tengo suerte, creo que alguna vez ya lo he comentado, muchas veces llegan a mis manos relatos maravillosos. Éste es uno de ellos.

  3. Muchas gracias Lirea. Es cuestión de suerte, a veces te topas con autores maravillosos que no siempre son conocidos. Giménez Corbatón es uno de ellos. Si puedes léelo.
    Saludos

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