Me la recomendó un amigo a finales del verano pasado, me hice con ella, pero no veía el momento de comenzar a leerla porque, al menos en mi iPad, marcaba 991 páginas (en papel son 672), y no suelo inclinarme por los libros excesivamente largos. Los que me conocen saben que me gusta la novela corta.Sin embargo, una vez empecé su lectura no hubo forma de dejarla, hasta el punto de que leí las últimas doscientas páginas en un solo día. Joël Dicker ha sido un gran descubrimiento. La verdad sobre el caso Harry Quebert constituye un ejercicio impecable de metaliteratura, en el que asistimos con todo detalle al proceso de creación de una interesante novela, que a la postre es la que estamos leyendo; pero es que, además, es un thriller apabullante, altamente adictivo y muy bien desarrollado de principio a fin.Marcus Goldman ha conseguido un asombroso éxito con su primera novela. Es un escritor famoso y rico, conocido y reconocido allá donde vaya, y con ello ha logrado convertir en realidad un sueño que albergó durante toda su vida. Un tiempo después de esa primera publicación su editor, Roy Barnaski, le presiona para que escriba un segundo libro, convencido de que hay que aprovechar ese momento de fama, además de que Goldman debe cumplir con un contrato que así lo exige. Sin embargo, Marcus sufre “la enfermedad del escritor”, está bloqueado, no se le ocurre nada y se siente incapaz de volver a escribir algo medianamente bueno. Decide contactar con su antiguo profesor de universidad, Harry Quebert, otro grandísimo escritor que, además de profesor, es considerado por Marcus como su único amigo, casi como un padre. Éste lo tranquiliza y le dice que lo que le ocurre no es grave, lo invita a su casa, en Aurora, y lo anima a que allí, junto al mar, encuentre la inspiración. Ya en Goose Cove, la casa de Harry, en Aurora, Goldman sigue igual de bloqueado que antes, y no deja de recibir las presiones de Barnaski amenazándole con arruinarle si no cumple el contrato. Cierto día que su maestro está fuera, Marcus husmea por su despacho y encuentra de manera casual una nota dirigida a Quebert que lo deja noqueado. Descubre entonces que su apreciado profesor, treinta y tres años atrás, cuando contaba con treinta y cuatro, había tenido relaciones amorosas con una chica de quince, Nola Kellergan. Fue un amor intenso que duró un verano, el de 1975, porque el 30 de agosto de ese mismo año, cuando Harry y Nola planeaban una huida para vivir libremente un romance que a todas luces era ilegal, Nola desapareció sin dejar rastro y durante las tres décadas siguientes nunca se supo de ella. Días después de este descubrimiento, unos operarios contratados por Harry comienzan a remover tierra en una parte de su jardín para plantar hortensias, la flor preferida de Nola, y al hacerlo encuentran huesos humanos. Puesto el hecho en conocimiento de las autoridades se procede a continuar con la excavación hasta conseguir rescatar un cadáver con el cráneo fracturado, que resulta ser el de Nola Kellergan. La muchacha de quince años había muerto asesinada el mismo día de su desaparición, cuando planeaba huir con Quebert, y estaba enterrada en su jardín, circunstancias que llevan a Harry Quebert directamente a prisión, y que pueden conducirle a la pena de muerte. Quebert en todo momento proclama su inocencia, y su discípulo, Marcus Goldman, cree en él. Comienza aquí una investigación por parte del escritor digna del mejor thriller. Ayudado principalmente por el sargento Gahalowood, va descubriendo hechos desconocidos que treinta y tres años atrás rodearon a Nola, a su familia, a Quebert, y a muchos habitantes de la pacífica ciudad de Aurora. Cada capítulo es un nuevo descubrimiento para tener al lector enganchado al relato, cada nuevo personaje que aparece se convierte inmediatamente en sospechoso, al más puro estilo de Agatha Christie, y la tensión narrativa no decae en ningún momento hasta conocer la verdad. Con respecto a la narración, quizá me ha gustado más la parte reflexiva de esta novela. En las conversaciones entre los dos escritores, maestro y discípulo, hay mucha filosofía y enseñanzas para la vida. Es también un catálogo impagable de consejos para los escritores, o para todos los que aspiran a serlo, y nos muestra de manera muy nítida la realidad de este mundillo: editores, agentes, marketing, negocios, dinero, contratos, fama, fracaso… en contraposición con la ilusión y el impulso creativo del escritor. Son las dos caras de una misma moneda. Aunque he de reconocer que una vez comienza la intriga, el desarrollo del thriller es sensacional. Tal vez el capítulo que menos me ha convencido ha sido el último, no digo que no me haya gustado, pero sí que me ha parecido el menos creíble, y es que realmente era difícil cerrar esta novela, con tantos frentes abiertos, sin que se resintiera un poco. No obstante, de manera global, opino que es una obra muy buena. Merece la pena leerla.
Número 1 de ventas en Francia. Derechos de traducción vendidos a 33 idiomas. Premio Goncourt des Lycéens, Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y Premio Lire a la mejor novela en lengua francesa.
Maribel Romero