«Los años de peregrinación del chico sin color». Por Maite Diloy

Los años de peregrinación del chico sin color

«Aunque logres ocultar los recuerdos o enterrarlos muy hondo, no puedes borrar la Historia. Más vale que te quede grabado: la Historia no puede borrarse ni alterarse».

Murakami es un autor de éxito. Es curioso. Curioso porque Murakami no es un autor de prosa sencilla, ni narra historias lineales. Sus personajes, con una brillantísima vida interior, distan mucho de los que encarnan otros superventas. El hecho de que Murakami sea leído por tanta gente me llama profundamente la atención. Con él me pasa un poco como con Enrique Vila-Matas. Son escritores peculiares y muy  leídos.
Por supuesto a mí me gusta Murakami. Cuando leí Kafka en la orilla me sorprendió gratamente, y me prometí leer algo más de este autor.
En Los años de peregrinación del chico sin color nos habla de los años de formación, del paso inevitable de la adolescencia a la madurez y cómo los acontecimientos acaecidos en esos años influyen profundamente en nuestra vida adulta. El futuro se enfrenta desde el pasado. El peso de la historia personal nos abruma, nos condiciona y muchas veces necesitamos cerrar capítulos abiertos para poder seguir viviendo, para afrontar el futuro con garantía de éxito.
Sólo podemos encontrar la paz si hemos cerrado heridas y hemos logrado pasar página. No podemos enterrar el pasado. No podemos simplemente olvidarlo porque quieras o no siempre sale a la superfercie en forma de sueños o comportamientos anómalos. Nuestra historia personal no deja de ser como la Historia. No podemos simplemente tapar el pasado, cerrar los ojos, o fingir que no ha ocurrido. Siempre emerge. El iceberg asoma su pico. Los desprecios, las rupturas, el destierro se reflejan en nuestro comportamiento. Somos hijos de nuestro pasado pero a veces, y al chico sin color le ocurre, es necesario volver y retomar lo pasado para cerrar heridas.
Narrado con el estilo de Murakami con líneas abiertas, historias entrelazadas que conforman la historia al final, es un libro totalmente recomendable para aquellos que leen para reflexionar, con un lápiz en la mano y una libreta de anotaciones en la otra.

Maite Diloy (Brisne)
Colaboradora de Canal Literatura en la sección «Brisne entre libros»
Blog de la autora

2 comentarios:

  1. Hablas de dos autores a los que admiro profundamente: Murakami y Vila-Matas, y, como apuntas, tienen en común que el ser buenos, y no siempre fáciles de leer, no impide que sus libros sean un éxito también de ventas.

    Gracias por tu reseña. Me ha gustado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *