Brindo conmigo y con mi sombra,
una noche cenando en
el hospes Palacio de los Patos (hermoso nombre…).
A mí,
que celebro cenar
sola
(tan acompañada)
con mi copa de vino
rojo delirio.
A mí,
que cuando era
niña
imaginaba que la
cortina de la ducha
me abrazaba.
A mí,
que vivo dentro de
este alma cuerpo
de hija progre
envuelto en piel
recién horneada y
aún caliente
de tanto sentir.
Y a mí,
que me revuelvo
en estas entrañas
que arden con
tu tentación maldita.
Que te dicen
mil veces que
no,
aunque en mis labios
se retuerza
-de inanición y muerte
segura-
el sí.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora