A todas las madres que tienen hijas
(y digo madres porque ellas son el ejemplo),
para que abran los ojos y no permitan que sean propiedad privada.
Y a todas las mujeres que luchan por la dignidad y la vida de otras mujeres.
Clara,
delante del espejo
y de sus dudas,
se tira de la
falda hasta
casi romperla.
Clara,
sobre los tacones
rojos,
parece una diosa
libre.
Bip,
suena su teléfono
cruzándole
por los ojos
un ramillete
de ahogos.
Bip,
vuelve a sonar
a los cinco minutos.
Clara,
la diosa,
esta noche
no sale con su chico;
va con sus amigas
al cine.
La falda
duerme
en el suelo
cuando suena
el tercer mensaje.
Menos mal
que me he cambiado,
piensa
cuando descubre
a Daniel
(su novio)
esperándola en
la puerta
para ver
con quién va
y cómo se ha vestido.
No has contestado
mis mensajes,
le escupe
en sus ojos
pintados de verde
mientras le aprieta
el brazo
y el aire.
Pero él
me controla
porque me quiere,
le dirá más tarde
a sus amigas
con el
labio
partido.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Blog de la autora
Una secuencia completa, sencillamente genial, para expresar esos conceptos obsoletos y dañinos que debemos erradicar de la mente femenina.
Un besazo querida
Tengo el tiempo muy encogido, Yolanda, pero no puedo dejar de comentar tu poema. No solo porque ese nombre me toca, también por lo bien que nos cuentas esa «deformación educacional» que nos hace confundir amor con posesión y violencia.
Besitos, guapa.
Y la tristeza que provoca que aún hoy en día alguien escupa en los ojos pintados de verde de nuestras hijas.
Os recuerdo, por otra parte, que ese igualamiento entre los conceptos de amor y posesión no es exclusivo de este tipo de relaciones. También la paternidad-maternidad se vive a veces de ese modo. Un recordatorio que tampoco nos viene mal porner sobre la mesa.
Besos siempre