No creas que soy
la mejor
dama del mercado,
ni que mi
fruta es
tan fresca
como parece
(yo sí).
Ni me pidas
más promesas
que no sea
vivirte
en presente
(qué pesados,
todos,
con el futuro…).
Pero,
sobre todo,
no dudes
en salir
corriendo
si voy a morderte.
Una vez
que te hayas
enamorado de mí,
te convertirás
en un demente
de mi amor.
Y yo,
querida bestia
del pecado,
no tendré
pura
sangre
para
salvarte.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Arrebatadora, como siempre, y fresca como la fruta prohibida.
Un abrazo, hermosa.