No es que pierda siempre, querido;
es que contigo soy una perdida.
Derretimos
muchos días
ingeniando
cómo ser
sinceros y
caníbales.
Convertimos
en sapos
a todos
los príncipes
falsos
de la poesía y
nos bebimos
las lenguas,
sin saber
si sería
para nunca.
Y,
en mitad
de toda mi
convulsión,
cuando
ni yo misma
apostaba
a tu caballo
vencedor,
me revolviste
el pelo,
la sangre y
el futuro
(mientras
me acariciabas
el ombligo,
como tanto
te gusta).
Canalla,
siempre
me
ganas.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Blog de la autora
Gracias por derretir las convencionales leyes de la poesía con insuperable resultado.
Derretidos estamos (de placer)