La mayoría de las películas eróticas están equivocadas
Después
de tanto delirio y
de tanta innovación
nuclear
de nuestras
lenguas,
después de tanto
follar de mil posturas y
tanta imaginación
química
para
no aburrirnos,
después de todo
ese ayer
en carne viva,
donde no existía
más saliva
que tu veneno
en mi boca,
ni más
lencería
que tus dedos
entre mis piernas,
llegó él,
ese hombre
de mar,
con su hoy
sangrando
ternura…
Y ahora,
después
de hacerlo
con él
así,
tan suave y
tan sincero y
tan reventándonos
los ojos y
el pecho,
sé que esto
es,
realmente,
hacer
el amor.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»