Lo posible nunca lo decidimos nosotros
(lo imposible, sí)
Él nunca
había dormido
con ella,
ni siquiera
la había
besado en
esos labios
pequeños y
húmedos
(estaba seguro
de que si
lo hacía,
se quedaría a
vivir dentro).
Pero él,
una mañana
de otoño
(como la de hoy, por ejemplo)
le envió
un mensaje
de voz:
“¿Sabes lo que
más echo de
menos
aparte de tu
risa?,
que me abraces
en la cama,
mientras duermo”.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»