El banco del parque. Por Juan Ballester

banquito

 

Viejo banco del parque, pedazo de madera
que generosamente la fatiga has calmado,
ahora te encuentras todo podrido y oxidado
arrojado en la hierba de la peor manera.

Cuántas veces has dado descanso al caminante,
cuántas has acogido las citas amorosas,
a cuántos inspirado bellas rimas y prosas
o servido de cama a cualquier inmigrante.

Cuántas el visitante proporcionó sustento
a palomas o ardillas, a perros o a gorriones,
cuánta vida se esconde en tus negros tablones,
qué curiosos mensajes se leen en tu asiento.

Y ahora este pobre banco quieren se reemplace
por culpa de su aspecto envejecido y feo;
merece reposar dentro de algún museo
en vez de terminar cruelmente en un desguace.

 

©Juan  Ballester

Blog del autor

2 comentarios:

  1. Hola Juan:

    La verdad que es un poema homenaje muy merecido al banco, ese que a todos nos socorre y nos ayuda en un momento determinado. Y ahora en invierno, cuando las gotas frías de lluvia penetran su madera, siguen ahí esperando todavía a que alguien les haga compañía en su larga soledad.
    Ellos ¡han visto y oído tanto!

    Un saludo poeta. Juan.

  2. Es verdad que la imagen de un banco viejo y solitario evoca muchas cosas, pero concederle la música (siempre me fijo mucho en ello: un defecto como otro cualquiera) como tú has hecho y ennoblecerlo de esa manera muy pocos pueden hacerlo.
    Versos conmovedores y hermosos, como siempre.
    Gracias, Juan.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *