Me apasiona hacer cursos en verano y
dormir con mujeres desconocidas.
Me enloquece que me cuenten su vida,
sobre todo si son dulcemente maduras.
Ese verano fue maravilloso y esta historia me la contó una compañera de habitación que me tenía todas las noches enganchada a sus historias,
como si tejiera un mundo para mí.
Y de ahí nació este poemaverdad.
Era joven,
hermosa
y tierna.
Era dulce,
rubia
y sabrosa.
Era,
además,
viuda…
Su cama,
desde hacía
cuatro años,
era más grande
cada noche.
Un día
conoció a un chico
en el bar oscuro
de la esquina.
Era joven,
hermoso
y tierno.
Era dulce,
moreno
y sabroso.
Era,
además,
libre…
Hablaron hasta el amanecer.
Y,
antes de volver a su casa,
ella le confesó
que lo que más deseaba
en el mundo
era dormir
abrazada
por un hombre.
Chillaba la noche
cuando él la acompañó
hasta su puerta
y,
allí,
le preguntó suavemente:
¿quieres dormir conmigo?…
Ella,
cruzando los brazos
sobre su piel excitada,
le contestó:
Aún no estoy preparada…
He dicho
dormir,
le susurró él
en el pelo.
Y durmieron
esa noche.
Ella,
con camisón blanco
de boda.
Él,
con el pijama de rayas
que nunca había estrenado.
A la mañana siguiente
le preparó el desayuno
y le instaló
un beso
entre sus ojos.
Buenos días,
princesa…
Antes de dejarla
en su casa,
la abrazó tiernamente,
dejando la humedad
de los labios
en su cuello,
y,
en sus pechos,
la frase que nunca olvidaría:
Volveré a buscarte
cuando estés preparada.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora
Me encanta leer tus poemas, pero me dejan tan anonadado, tan sin palabras, que luego no me atrevo a comentarlos.
Gracias.