Me gustan hasta las lágrimas de duna que crecen en las esquinas
Me gusta
la gente
que va en bici y
los perros
que guían a los ciegos
(los acariciaría
a todos).
Me cautiva
el viajero
que lee en el tren y
le preguntaría
(muchas veces lo hago)
qué libro vive;
para saber
más de él
–y del libro
también,
por supuesto–.
Y me enloquece
merendar
en un banco
algo obsceno y
terrible
como dos panteras
rosas,
por ejemplo
(porque una nunca
es suficiente),
o adorar,
como si de un dios pagano
se tratase,
a una excelente
botella de tinto
mientras devoro,
en cualquier antro
o restaurante de lujo,
charlas profundas,
donde la pasión
remueve
el por-venir
(y quién sabe
si
más tarde
los corazones).
También me gusta
escribir poesía,
claro,
pero para eso
he tenido que
vivir
todas las estrofas.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Blog de la autora