Huérfano en Alepo. Por Antonia Álvarez Álvarez

Huérfano en Alepo

 

 

En sus ojos, la lluvia

de todos los inviernos sucedidos,

qué pena entre los ojos, semejante

a una bala muy negra que ha alojado

su plomo derretido,

su negra melladura en la inocente

mirada que aún no sabe y se pregunta,

que no sabe, mi bien, por qué nacemos

marcados por el odio, ven, te arrullo

entre mis pobres brazos, beso y beso

el alba de tu frente dolorida,

Ellos no están contigo, te han dejado

la soledad cubriéndote la cara

como un mantillo amargo.

 

Lloras porque

no abren los ojos más y no te llaman,

porque están muy dormidos y no laten,

porque los ves con rojas mordeduras.

 

Ven desde tu suerte, que es la mía,

ven, dolorido tú, quiero cantarte

una canción de olvido, darte arrullo

para que sueñes hondo

con las estrellas altas

por donde ellos caminan ya sin frío.

 

Ven a mis brazos, quiero

quitarte ese jersey oscuro de tristeza,

arrancarte el dolor con mi sonrisa.

Huérfano en Alepo

 

 Antonia Álvarez Álvarez

(Del libro LOS SUPLICANTES)

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