Indios y vaqueros, mi historia personal… Por Yolanda Saénz de Tejada


De pequeña,
cuando jugaba a indios y a vaqueros con mis hermanos
(esos hombresniños con vello en la voz),
siempre,
siempre,
siempre,
me ponían de cajera del banco al que atracaban…

Y yo me enfadaba.
Lloraba incluso.

Os cuento la escena:
Yolanda, con los brazos en jarra y los mocos luchando por quedarse dentro,
diciendo que ni muerta es la cajera,
que se pongan ellos,
que a mí me van más los arcos y las flechas.
Y ellos (los tres) riéndose a carcajadas,
fumándose mis gritos y mis
lágrimas,
implacables en su victoria
(o machistas, que suena más claro):

¿Acaso has visto en alguna película
me decían mientras rozaban con sus dedos las pistolas,
que las mujeres
atraquen los bancos?

Así que hoy,
cuando el juez ha dictado sentencia y yo me he levantado,
he lanzado, implacable,
mi dedo índice mientras acusaba a mis hermanos que lloraban
(por fin)
en la sala,
horrorizados por mi comportamiento.

Los he señalado y me he dirigido
(sonriendo)
al juez:
Alego,
he susurrado mientras chupaba,
una a una,
las palabras,
que haber robado
del banco un millón de euros
no tiene nada que ver con
ser una golfa,
ni una vulgar
ladrona,
sino que se debe
a un trauma
de la infancia.

 

 

yolandaqueporfin es indio

 

Yolanda Sáenz de Tejada- ©Canal Literatura 2013
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»

Blog de la autora

2 comentarios:

  1. Ayyy aquellos juegos de la infancia de los ochenta….cuando se jugaba a buenos y a malos…o a indios y a vaqueros como las pelis de los sábado tarde que terminaban con la llegada del séptimo de caballeria

  2. Espero, Yolanda, que la última escena sea metafórica y no hayas atracado un banco de verdad.
    Yo tuve la suerte de tener una hermana mayor y un hermano cuatro años más pequeño, así que las que manejábamos el cotarro éramos nosotras.
    De todas formas, no nos quejemos: creo que la infancia, incluso de cajera de banco, es una de las etapas más felices e inspiradoras de nuestra vida.
    Un beso.

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