La vida, que ojalá pueda decir: Mi vida…
No hay nadie en la aldea.
Nunca lo pienso
cuando subo sola;
pero,
si tuviera algún inconveniente,
tendría que caminar
al menos trescientos metros
para llegar hasta
Cati,
una mujer que vive sola
(magnífica paradoja para
pedir auxilio).
Siempre he pensado
que a mí
no me pasaría nada.
Y que, cuando eso suceda,
será que me ha tocado
el porcentaje.
Y sobre eso
no se puede luchar.
Se vive
mucho más feliz
así.
solo te has de ocupar
de vivir.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Blog de la autora