Lo que más me gustó
no fue su cuello
excitado
(a la altura justo
de mis labios),
no.
Ni sus besos de
volcán que
me revolcaban
la vida.
Tampoco…
Lo que más me
gustó no
fue su piel
de serpiente y
de miel
(adaptada a mis
curvas en
la cama y en
la tierra),
ni sus regalos
elegidos a
conciencia,
como si fuera
un mago
rey…
no.
Lo que nunca
podré olvidar son
su olor y
sus palabras,
esas con las que
me cosía
vestidos de
vida y
que me
ponían nerviosa
hasta la
muerte.
Esas que ahora,
que se ha ido,
son las que me
hacen dar vueltas
sobre mí misma
como una
loca,
pariendo poemas
sin medida
para gritaros
que lo que
más me gustó
de él
fue
él
mismo.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora
»…lo que
más me gustó
de él
fue
él
…mismo.»
Muy bueno…