Para Isabel porque no aprenderá la receta de las berenjenas pero la de la felicidad,
espero que sí.
Querida hija,
tú que te has marchado
de casa
la primera y
que has sido
ese cordón
umbilical
que nunca quise cortar
pero que siempre
parí libre.
Tú que eres una oración
para el mundo…
Querida niña
de palabras a medias
y de sonrisas
que a veces esconden
lágrimas,
ojalá sepas lo que te quiero…
Ojalá lo sepas;
aunque a veces
no entiendas
que ame tanto mi soledad y
que, entre medias,
también ame
tanto
mi soledad.
Querida mujerniña
(o al revés),
solo he querido
instigar en ti
para algo muy,
muy importante:
lucha por tu felicidad,
aunque al mundo no le guste,
aunque seas tan rara
como tu madre.
Con suerte,
los raros,
en algún momento,
nos ponemos
de moda.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta web en la sección
Ser rara, ser feliz, o ser una oración para el mundo. Con cualquiera de esas cualidades me conformaría.
Hermosas palabras para una mujerniña.
Muchos besos y ánimo en esa separación por vuelo necesario.
Muchas gracias, Elena, la verdad es que estoy disfrutando su estancia fuera de casa porque verla feliz es lo único que quiero y si lo es allí, yo también lo soy 🙂
Mi madre siempre ha dicho que mis hijas eran felices y eso me resultaba extraño, ahora que escribo sobre ello me parece una bendición que la vida me ha traído.
Un abrazo de doler, querida amiga.
Hermoso poema, para esa hermosísima «mujerniña» a la que tanto quiero.
Besos… y besos para ambas
Además que es mutuo!!! parte de ti lleva, de tanto amor como ha recibido.
Gracias, Puri, me encanta verte siempre en cualquier lugar de las redes y de la tierra 🙂