Tu boca es un mar de sirenas sin nombre
No quiero
navegar
entre los restos
de nuestro
sexo.
Me ahogo y,
agonizando,
sólo soy
lamento.
Acato
la orden
violenta
que me indica
mi corazón
(tú
puedes
escoger
la misma
o la contraria;
incluso diferente).
Pero no te mantengas
en la duda,
amor,
que con ella,
estarás muerto
en mi vida.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta web en la sección
«Tacones de Azúcar»
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