Un hombre en
una ventana
(bueno, mejor,
un chico en
el balcón).
Entonces:
un chico en
el balcón
con un albornoz
blanco.
Yo,
en la calle,
saliendo de una
zapatería
(donde me había
probado esos
zapatos de tacón que
nunca me compro).
Él se asoma
desde un
segundo piso
(el chico)
y yo, desde el
mundotierra,
miro hacia él.
Y lo veo
bailar
(con el albornoz
abrochado)
una canción de
Massive Attack.
Se mueve bien…
Me detengo,
freno el mundo
con mis labios y
lo miro.
Es un jueves de
Madrid y
yo pasaba
por aquí;
es hermosa la
mañana y
sus manos
(que planean al
bailar).
Hermosos,
también,
sus ojos
que me
descubren y
(os lo juro)
me asesinan
con
amor.
Si no
se hubiera
abierto el
albornoz,
hubiera pensado
que es un
ángel
(por eso de
que no tienen
sexo).
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Me has sacado una sonrisa, has frenado el mundo para mí desde tus letras. Cómprate esos tacones, así si te vuelven asesinar de amor que te pillen por todo lo alto.
Me ha encantado. Un abrazo.
Amelia, mil gracias y una… con tu sonrisa me hago un collar para estar más guapa 🙂
Pensaré lo de los tacones.
Un abrazo y gracias por leerme.