Luis Alberto de Cuenca, Bloc de otoño. Por Arturo Tendero

Luis Alberto de Cuenca, Bloc de otoño

Luis Alberto de Cuenca, Bloc de otoño

 

LUIS ALBERTO DE CUENCA

Bloc de otoño
Visor, Madrid, 2018, 176 pág, 20€

  Cada vez más Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) concibe sus poemarios como diarios de su mundo emocional. De hecho, dispone los poemas «por orden cronológico, no temático, en la creencia de que es el curso de la vida lo que constituye el único argumento de un libro de poemas».

  Sus últimos títulos, El reino blancoCuaderno de vacaciones(premio Nacional de Poesía) y este Bloc de otoño componen un recorrido por las cuatro estaciones, al que le falta la primavera para completar el ciclo. En una colección tan nutrida, de 123 poemas, caben todo tipo de experiencias. Y decir experiencias en de De Cuenca, por citar algunas, es hablar de sueños, reflexiones, citas librescas, variaciones de poemas latinos, parodia de amores, sofisticación, cómic, fantaciencia. Siempre bajo el control del ritmo y de la claridad expresiva, «la línea clara» que él mismo renombró para la poesía. Sumergirse en ese juego de pastiches e ironías es entrar en una fiesta en la que de vez en cuando nos topamos con reflexiones trascendentes con un ligero toque camp: «lo bueno es bello siempre y lo bello es lo único / que merece la pena en este desdichado / mundo en el que vivimos y morimos, en este / pudridero de angustia y desengaño». O, en otro momento: «lo mismo me pasó a mí con la chica / victoriana de la fotografía, / tan distante y tan próxima a la vez / como la juventud, como la infancia, / tan esquiva en el mundo de los vivos, / tan difícil en el reino de los sueños». A veces esa tendencia a impostar la voz, a sentir en piel ajena, a amar con simpáticas hipérboles corre el riesgo de desorientarnos, de hacernos perder de vista lo que es verdad en medio de lo que nos divierte: «no sé lo que me pasa últimamente, / pero he dejado de protagonizar / mis sueños». Y no obstante, en el corazón de Bloc de otoño hay un puñado de poemas donde la verdad late entre las verdades. Poemas como «Uñas mordidas» (donde subyace la ternura sobre el desengaño) o como «Camino de regreso» (onírico, cinematográfico, desasosegador), o como «Se va haciendo de noche» (retrato de una estancia que es al tiempo un retrato interior) vienen a sumarse a los imprescindibles de Luis Alberto de Cuenca.

Arturo Tendero

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Un comentario:

  1. Después de leer esta reseña trataré de leer al poeta

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