Ser feliz una tarde. Por Miguel Sánchez Robles

Ser feliz una tarde.

Ser feliz una tarde

 

 

Es posible ser feliz una tarde

a pesar de la sequedad de siempre

en los periódicos correctos,

a pesar de que lo que hacemos en la vida

no va a tener su hueco en la eternidad.

No es tan difícil ser feliz una tarde,

solamente una tarde,

mientras los cocineros se aburren a las cinco

y los dentistas ponen inyecciones de anestesia

y la gente, alguna gente humilde,

desde los autobuses que pasan por la calle

está mirando absorta

cómo la lluvia cae en las aceras;

una tarde, aunque haya en los seres

esa sombra de ausencia que en los ojos

han dejado los siglos y los años,

una tarde

mientras que en los colegios se prepara la Navidad

y los hombres cansados

se emborrachan despacio

en bares muy oscuros

buscando su alegría de vivir,

mientras todos nosotros

vamos dejando un poco que la vida nos viva

y miramos la hora en nuestros móviles…

y las palomas están tranquilas

y uno siente una sed que es casi dulce

y siente como un beso,

como un beso muy suave en la base del cuello,

un beso que da el ángel de la serenidad

y uno descubre entonces

que le queda el consuelo

de escribir un poema

o mirar muy despacio escaparates.

 

 

Miguel Sánchez Robles

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