Soneto para cuando falla la letra «E» en el teclado.
Todo acabó tal cual acaba todo,
todo salió tan mal como podría;
su corazón sintió la hoja fría
y sangró algunas rimas, a su modo.
Alzó su alma al sol, y su incomodo
lo hizo llorar, y aún llora todavía,
rasgando su alma, ahora tan vacía,
luchando por su vida codo a codo.
Su sombra aún surca amarga la campiña,
y algún suspiro indica su morriña
por días más dichosos con su amada;
y como un gris fantasma, aún solloza
por tanto amor difunto hacia la moza
cuya culpa lo arrastra hacia la nada.
© Segismundo Fernández Tizón