Jugamos hasta rompernos. Por Yolanda Sáenz de Tejada
Jugamos a amarnos hasta rompernos. A cambiar nuestras camisas y nuestra saliva (también nuestras posturas). Jugamos a inventar un mundo donde podríamos vivir juntos (¿qué tal seis meses en mis sueños y otros seis en los tuyos?). Jugamos también —que no me olvide— a llorar de amor mientras…