Nº73- Sujetos. Por Doctor F

La sala era un hervor de invierno, hacía frío y ni siquiera el sofisticado calentador que ocupaba el centro de la sala lo atenuaba. Aunque claro, los científicos e ilustrados nunca fueron muy partidarios del calor, o por lo menos no del letargo que suele provocar su sopor.

El laboratorio estaba pulcramente ordenado. Por él se deslizaba un hombre, casi anciano, de cabello desordenado y nariz aguada. Parecía cotejar unas fichas mal clasificadas. Llamaron a la puerta y pegó un respingo. Habría sonreído de haber podido.

—Buenos días, puede pasar—Musitó Francisco mientras trataba de ordenarse—en vano— el caos reflejado en los tubos de ensayo.

Tras el chirrido inicial apareció un joven de mirada inexperta y labios serios. Fruncía el ceño, desconfiado, mientras absorbía todo lo que sus sentidos le permitían. Tal y como le habían enseñado. Tal y como debía hacer. De hecho, se permitió el lujo de observarlo todo antes de musitar:

—Buenos días.

—¿El nuevo, verdad?

—Eso es. Me llamo Carlos.

Ambos sonrieron, como les habían inculcado que debían hacerlo. Cordialidad. No era una sonrisa real, jamás lo será.

—Yo soy Francisco y estoy al mando de esta sección. Cómo puede ver nuestro material es algo rudimentario—señaló a su alrededor con gesto desinteresado—pero suficiente para la labor que desempeñamos. Al fin de al cabo, sólo observamos, no recreamos. Supongo que ya se lo habrán comunicado, soy Biólogo y Químico, especializado en Ingeniería Genética—Carlos asintió y Fernando continuó—. Nuestro anterior psicólogo falleció recientemente y su curriculum y su expediente nos pareció excelente. Dos carreras, tres máster, premio a la excelencia académica, el mejor de su promoción… ¿Por qué desea trabajar aquí? Hay muchas posibilidades en otros departamentos…

Francisco había sacado de algún lado un bolígrafo y una libreta; y el cuestionario, al parecer, de su cabeza.

—Por la gratificación que da trabajar para el gobierno.

—Todos trabajamos para ellos.

—Pero no todos para mejorar el sistema.

—Eso quiere usted, entonces ¿pulirlo, mejorarlo, cambiarlo?

Carlos pareció alterado ante la mención de la palabra cambio.

—Ayudar,  mantener, contribuir personalmente…igualmente, su compañera ya me realizó este cuestionario. ¿Por qué no me precisa mi función?

—Con ganas de empezar, bien. Sólo una cosa más ¿qué opina de los experimentos con seres vivos?

—Necesarios. Si no, no estaría aquí.

Fernando asintió y le señaló una mesa en la que no se intuía ni una veta de madera, pues toda ella estaba cubierta. Papeles se expandían aquí y allá, archivadores y libretas, entre paquetes de drogas y probetas.

—Sobre el contenido clasificado…. —añadió Francisco— allí tiene toda la información de sus futuras investigaciones. Ordenada por sujetos.

—Sin embargo, me han comunicado que sólo supervisaré uno.

—¡El sujeto 23! —exclamó Francisco extasiado—es un sujeto interesante…

Pero al instante se reprimió. Estaba mostrando entusiasmo, y él no debía sentir esas cosas, nadie podía. Señaló una pantalla. En ella un señor de aproximadamente sesenta años se balanceaba en una butaca mientras parecía ver una película de John Wayne.

Las películas eran ese tipo de cosas que hacía muchos años el gobierno había censurado. Por lo menos cualquiera que contuviera razonamiento o violencia.

—¿Está adaptado al entorno recreado?

 —Completamente. Sus comportamientos son reiterativos y encajan con lo que esperábamos de él.

Carlos ojeaba los informes con avidez. Tras unos minutos cuestionó con gesto inflexible:

—¿Cómo fueron las reacciones a las muertes de sujetos semejantes?

—Emocionales, aunque hubo excepciones y dramatizaciones. Como puede ver en el informe… la muerte de su madre le afectó a pesar de los maltratos que incorporamos como pauta en su vida. No sucedió lo mismo con gente más gentil pero más lejana en rango emocional

—Las emociones son tan inservibles—opinó Carlos—por eso las eliminamos, merman la objetividad….Aunque, por lo que puedo leer, ¿actualmente el sujeto está solo en el entorno emotivo?

—Exactamente. Su mujer falleció hace poco. Pero se considera mayor, cree que es normal. Mire aquí, si hubiera sido joven, como el sujeto 16, estaría aterrorizado, traumatizado, y sin embargo, ya lo ves, lo ha asumido bien.

—El tiempo es la clave. —afirmó Carlos mientras buscaba algo donde hacer anotaciones.

—No—replicó Francisco—, el hecho de que cree que el tiempo es la clave, es la clave.

—¿Antecedentes de autodestrucción? —siguió preguntando Carlos mientras evaluaba los resultados psiquiátricos, donde las patologías depresivas se repetían.

—No, se aferra mucho a la vida. Sufre, pero no tanto como los sujetos 27, 15, 32 o 29. Como puede ver, los días aislados que le suministramos DOC, el sujeto se comporta de forma calmada.

—¿Objetivos?

—Tiene desarrollado el factor religioso. Aunque su pilar determinante es el dinero. Ya sabe, el antiguo método para intercambiar objetos.

—¿Y qué desea? ¿Qué adquiere con esos papeles?

—Riquezas y reproducción, pero ya la compraba antes de estar viudo.

—¿A cambio de cuantos papeles?

—Doscientos la hora.

—¿Y el Cariño? En la facultad hacían mucho énfasis…

—Denegado, la sujeta que tenía orden de ser su esposa le trataba de una forma muy mal vista en su sociedad. Sus supuestos hijos, como puede leer, no tienen relación con él desde hace años…

—¿Pero él convivía con ella y buscaba la reproducción con otra?¿Por qué no separarse del sujeto que alteraba su bienestar?

—No está bien visto en «su sociedad». Se detalla en el apéndice.

—Ajá… ¿y cuáles son sus conclusiones provisionales? ¿Qué es lo que cree que mueve al ser humano originario?

—Poder. Si algo hemos extraído de estas investigaciones es que el poder es lo que más define a nuestros sujetos.

—Pero el poder es relativo, ¿no? ¿Se refiere a una sensación de supremacía o, una de control? ¿Poder sobre lo adquirido o poder sobre sí mismo?

—Sobre lo adquirido. De hecho, no duda en pisotearse una y otra vez, en falsear la realidad para que los que le rodean tengan una imagen idílica de él aunque no se corresponda con lo que opina de sí mismo. No quiere ser algo, quiere que los demás piensen que es algo

—¿Y no es eso inútil? No tiene ninguna finalidad lógica.

—Aceptación social.

—¿Cómo puede basar el individuo su vida en colmar la opinión de los demás?

«Tú también lo haces, sólo que no lo sabes», pensó Francisco con un gesto impenetrable.

—Él cree que la opinión de los demás es importante. Hemos manipulado su entorno, milimetrado cada movimiento, hemos recreado cada paraje definido en los libros de los humanos antiguos. Son muchos años de extensos estudios.

Carlos ojeaba un papel que aparecía como destacado, se mordía los labios.

—Lo que más me sorprende es su comportamiento con el dinero ¿De verdad adora tanto algo que no es nada?

—Así se lo hemos implantado. Y mírale—Francisco señaló la pantalla, el hombre comía mientras Jhon Wayne disparaba a cinco hombres en fila—: vive, trabaja para seguir viviendo, es desgraciado por la carencia emocional, pero sacrifica lo emocional por dinero. Con el dinero compra cosas que no son necesarias, y las acumula porque otros le hacen creer que debe necesitarlas. El origen de todo es el entorno, y el entorno lo crea la educación. Esto es muy curioso porque ellos tienen un patrón genético aprobado por el Estado y aún así son defectuosos. Eso es lo que quiero demostrar con estas investigaciones, que el sujeto no depende meramente de la genética sino de lo que absorbe a través de su existencia.

—¿Pero eso no es peligroso? ¡Cualquiera podría poseer defectos en nuestra sociedad perfecta!

—Por eso experimentamos con humanos, es la única forma de controlar al animal más destructor del medio.

—¿Destructor?

—Las guerras, el libre albedrío, las circunstancias familiares, ambición, dolor… Observa la historia. La educación era defectuosa porque el ser humano era deficitario. Desde que se instalaron las técnicas de subordinación todo es mejor.

—Igualmente, seguimos siendo humanos.

—Pero humanos bien encaminados.

—O creemos que lo estamos porque así nos lo han inculcado.

Francisco le miró con extrañeza. ¿Quizá ese chico…pensaba con libertad? ¿O era uno de los múltiples efectos de la ausencia temporal de drogas? Á las personas que contribuían con el régimen de forma intelectual les suministraban dosis de DOC más bajas.

—¿Has tomado tu ración de DOC?

Francisco lo preguntó con mucha normalidad.

—Con las prisas por venir se me había olvidado, ¿a caso he tenido un…?

—Pensamiento anti-estado. Sí, lo has tenido.

Carlos pareció convulsionarse asustado. No había nada más desfavorable para el régimen que un pensamiento anti-estado. Buscó en su bolsa la botellita que controlarse, y se la tomó sin dudar. Renunciar a la libertad individual por un bien mayor era el pilar de su educación.

El DOC tenía un efecto instantáneo, se internó con celeridad en la mente de Carlos, nublándola como los vapores de una sauna.

—El ahora es mejor—dijo Francisco.

No era una frase cualquiera, era una frase de orientación, eran introducidas en el subconsciente durante los primeros dos años de vida.  Mediante sueños, voces, televisión, mensajes subliminales… A él no se las habían inculcado porque eran relativamente recientes.

—¿Por qué está nuestra sociedad bien encaminada? —preguntó Francisco.

Los ojos de Carlos se volvieron acartonados justo antes de recitar:

—Porque no hay violencia. El enemigo del ser humano es la violencia.  La violencia la crea el ser humano. El enemigo del humano es otro humano. Por eso tomamos DOC.

—Eso está mejor.

Aunque Francisco no lo aplicaba, por lo menos no para él, hacía muchos años que no tomaba aquella droga. La introdujeron en la sociedad unos ciento treinta años atrás, contaminando las aguas. El líquido afectaba al área occipital creando una alucinación que alteraba la realidad. Al principio los fármacos eran excesivamente fuertes, y tuvieron muchos efectos secundarios. Sin embargo, no tardaron en perfeccionarlo. Y una vez que se tuvo a la población atada a la sustancia, la gente voluntariamente la tomaba, y dejó de ser necesario filtrarlo por el agua.

 ¿Por qué Francisco dejó de tomarlas?  Bueno, al fin de al cabo era un científico, las drogas que le proporcionaban no eran tan fuertes como las de la población normal, ya que él sí debía pensar, aunque con ciertas limitaciones. Y un día simplemente pensó: «¿Qué pasará si dejo de tomar DOC?»

Eso sí, era un hecho que la violencia disminuyó desde que se divulgó el DOC, la gente vivía tranquila. Todos empezaron a aceptar las medidas que se proponían. Se dijo sí a la creación de un estándar genético. El dinero como modo de cambio se eliminó, pasando a disponer de todo el Estado, que hacía y deshacía a su agrado. También se eliminó la sanidad, ya que la muerte pertenecía al ciclo de la vida, y asumirla era parte de la misma. Bajó la delincuencia, el Producto Interior subió y el arte desapareció.

Aquel chico que yacía frente a él con labios fríos y ojos marchitos no conocería la hambruna, la guerra, ni la locura. Pero tampoco la felicidad, el amor, la esperanza, o la lucha. Todo tenía un precio. La paz tenía un precio, y se llamaba libertad.

—Hacemos estas recreaciones con los nuestros, para recordar porque ahora estamos así. El ser humano jamás debe olvidar que es malo.

—¿Y qué ocurre cuando nuestros sujetos se enteran de su condición? ¿De qué su vida es una mentira?

—Depende del sujeto.

— Entonces  ¿qué pasará cuando el 23 se percate de que eso que llama dinero y guarda en una caja acorazada no sirve para nada?  Según esto—señaló el informe— son el centro de su existencia.

— ¿Sinceramente? No lo sé. Espero que no se suicide como el sujeto 3.

 
 

13 comentarios

  1. Odiseo González

    Tiene fuerza este relato. Quizás debería haberlo repasado un poco. Parece algo transcrito precipitadamente.
    Esta bien.

  2. Salvando todas las distancias y con el debido respeto, Ridley Scott hubiera podido construir otro cesto parecido a la extraordinaria “Blade Runner” con los mimbres apocalípticos que aporta este relato. Un relato de temática muy concreta –a mí me parece una fábula punzante sobre la condición humana- que gustará sobre todo a los aficionados a las historias futuristas, Huxley mediante, ésas que tanto dieron de sí en cine y literatura a finales del siglo XX y principio del XXI. A los lectores no aficionados les costará avanzar en los diálogos que, unos tras otro y siempre dentro del universo científico, componen casi todo el texto. Una conversación, levemente acartonada, de la que se vale el autor como única herramienta para desarrollar su escena en un peculiar laboratorio y componer el retrato físico e intelectual de los dos personajes, Carlos y Francisco.
    Y ahora digo dos, aunque en principio creí que había un tercero, el tal Fernando. Este despiste y algunos errores en la redacción me llevan a deducir que el autor, atento más que nada al sugerente juego alternativo de preguntas y respuestas, ha escrito el cuento con cierta prisa, sin fijarse demasiado en el pulido de las frases ni en la gramática en general.

    • Buenas tardes.

      Muchísimas gracias por su largo y profundo comentario. Efectivamente, hice el texto con mucha rapidez, creo que lo escribí la noche anterior, y no lo repasé apenas. El tercer personaje, es un personaje que decidí eliminar del relato en el último segundo (el ayudante del doctor)

      Para mí era una especie de «experimento» soy ese tipo de escritor «revisor» para el cual nunca un texto está lo suficientemente bien, mi pareja siempre me dice que mis relatos tienen fuerza por sí solos, que no necesitan tantas revisiones y que debería aventurarme a mandar más relatos a concursos (he quedado bien en alguno que otro) o mandar mis horribles novelas a editoriales.

      Esto no es más que un ejemplo real de que mi pareja no tenía razón y yo sí. Un relato necesita mil revisiones, al menos con mi capacidad de escritura. (Seguro que hay personas que escriben bien a la primera, pero desgraciadamente no es mi caso) No tenía que haber participado en el concurso y debería haber madurado el relato. Pero me aventuré a mandarlo sin revisar en profundidad, y la verdad es que ha sido interesante. ¡La de fallos tontos que se escapan!

      Creo que quería transmitir algo (que tú has captado a la perfección) pero que queda eclipsado por los fallos tontos que según mi pareja «no importan sí la idea es buena» Yo creo que la forma y el fondo importan por igual, y esto me ha hecho cerciorarme de ello, es bueno sentir que no soy un paranoico.

      Muchas gracias por comentar

  3. Interesante historia enmarcada en la ciencia ficción. Engancha enseguida, posiblemente por los diálogos bien dirigidos hacia la trama. Enhorabuena y suerte

  4. Ciencia- ficción que toma su fuerza en los diálogos.
    Suerte en el certamen.

  5. Normalmente advierto en los relatos de más calidad una excelente fuerza descriptiva. En el caso de esta historia la fuerza está en los diálogos. Son bastantes los comentarios que se refieren a ese «Gran Hermano» que a todos nos asusta un poco y que, sin embargo, desde el principio de los tiempos existe entre los humanos por medio del control que ejerce entre nosotros la adcrispción a cualquier creencia.

  6. Relato de ciencia-ficción, futurista en la línea de «Un mundo feliz» de Aldous Huxley.
    Interesante relato con planteamientos inquietantes. Lanzas muchos interrogantes sobre la vida y el hombre. Y sobre el «futuro» de nuestra sociedad. Me ha gustado. Los diálogos y el estilo narrativo están en consonancia con lo que cuentas. Enhorabuena y suerte.

    • Gracias Gaia. Los dialogos son planos, pero claro, trato de transmitir una sociedad estandarizada y al margen de emociones, no podía ser de otra manera.

      Normalmente no escribo este tipo de relatos, de hecho, soy más bien del tipo «sentimental» para mi ha sido un verdadero reto.

      Espero tener pronto tiempo para leeros a todos. Un saludo.

  7. DOC o SOMA en busca de un «Mundo feliz» que nos priva de sentimientos y de pensar. También de elegir.Y siempre hay algún cientifico que no toma nada y dirige las operaciones y organiza.
    Muchas preguntas interesantes.
    Suerte Doctor F.

    • «Un mundo feliz» es uno de mis libros favoritos y se percibe su influencia en cada rincón del relato, si bien creo que la perspectiva, o lo que trato de transmitir, es diferente de la obra de Aldous. Aunque si que he elegido un marco similar para mostrarlo. Muchas gracias por tu comentario Freya.

  8. Muy buenas tardes;
    Libelula, Furtiva, muchas gracias por vuestra visita y vuestro comentario. Efectivamente, el relato da para muchos debates. Vamos, cualquier tipo de pensamiento lo daría, la filosofía habita en la mente, y se abre a través de las palabras.

    Compartiendo ideas se encuentran respuestas. Gracias por compartir las vuestras.

    Espero encontrar tiempo para visitar las maravillas de este certamen. Un saludo y gracias.

  9. Un relato sugerente, que ha explicado Libélula con una certera precisión.
    Felicidades por el relato y suerte .

  10. Buen relato, me gusto mucho.

    Daría para un extenso debate filosofico. Mantiene la tensión entre determinismo y libre albedrio.

    Las contradicciones en la ciencia que pretende ser algo totalmente objetivo y no algo inserto en la propia sociedad.

    La cuestion del suicidio como punto final pero también de ruptura.

    La cuestión del sentido de la vida, la religión y la teleología.

    La cuestión del poder y como se articula en las relaciones humanas. Y muchas más cuestiones.

    Muy sugerente el relato, le felicito.

No se admiten más comentarios