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Abrir menú de categorías 105- Mafia. Por El puño de Konshu
- 21 octubre, 2012 -
- Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, mafia, relatos, venganza
- 8 Comentarios
Oscuridad.
Luz. Escasa.
Consciencia. Viene acompañada de de un leve gemido.
Realidad. Empiezas a temerla.
No recuerdas cómo has llegado aquí. Tampoco sabes dónde es aquí. Huele a humedad y a mar. Oyes un grifo gotear sobre una superficie metálica y algo que corretea arañando el suelo. Tienes frío. Tus ojos se han empezado a acostumbrar a la negrura y puedes ver algo mejor. Las paredes están sin encalar, distingues ladrillos al descubierto y algunos pegotes de cemento. La tenue iluminación procede de debajo de la puerta.
-Hola –murmuras.
El corazón te late desbocado. Estás sudando y un leve dolor empieza a nacer en tu pecho. Piensas que nadie ha podido oírte.
-Hola –repites asustado y en tono algo más fuerte.
Sigues sudando. La cabeza te da vueltas.
-Por favor, ¿hay alguien? –sollozas.
Oyes como alguien arrastra una silla al levantarse, y unos pasos que se acercan.
– Vaya, vaya –dice una voz burlona, al otro lado de la puerta.
– ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? –preguntas nervioso.
– ¿Dos preguntas a la vez? Debes estar acojonado, ¿eh? –se burla la voz.
– ¿Qué coño quieres? –gritas intentando levantarte.
Sólo entonces te das cuenta. Tus piernas están juntas, no puedes separarlas, tienes los pies dentro de un bloque de cemento. El miedo a morir te invade.
– No debiste irte de la lengua con los planes de Don Rigoletto, pequeño Johny, ya sabes que al jefe no le gusta que se interfiera en sus negocios –sentencia la voz.
– No, no… ¡No fui yo! ¡No he hecho nada! –gritas.
– Vamos, vamos Johny, será rápido, no te preocupes. Te dormiré antes para que no sufras, jeje –se mofa tu verdugo.
– No, no, por favor –suplicas.
– Johny, venga, venga, hay pruebas, o ¿creías que la putita no iba a hablar, eh? –dice regodeándose en la situación.
– ¿Qué le habéis hecho?
– No te preocupes Johny, te reunirás con ella dentro de poco –dice abriendo la puerta.
Entra algo más de luz, pero sigue siendo débil. Deduces que está anocheciendo. Tiene gracia, piensas, que al menos sepas el momento en que vas a morir. Los escalones de madera crujen bajo sus botas mientras se acerca a ti. La angustia te llena y la mirada se te empaña por las lágrimas. Sabes dónde estás: es el almacén del puerto. Tú mismo has liquidado a algunos tipos en él.
– No debiste haberte acostado con la mujer del jefe, Johny. Se ha enfadado mucho. Creo que eso le ha molestado más que el quisieras quedarte con el dinero –explica en tono de guasa.
– No, no, ella no –gimoteas.
– Sssssst, calla Johny, calla –dice encajándose un puño americano.
– No, por favor –gimes al tiempo que te meas encima.
– ¡Joder, joder!, Johny, por favor, sé un hombre ¡hostias! Ya me vas a dar faena estando ahí sentado tío, que voy a tener que inclinarme para hostiarte, se limpio al menos, ¿eh? Un poco de consideración Johny –dice rozándote la nariz con el puño.
Al momento llega el primer golpe. Duele a rabiar. Te ha partido la nariz y saltado dos dientes. Tragas tu propia sangre intentando no ahogarte con ella.
– ¿Sabes Johny? Don Rigoletto pidió que no sintierais el momento final. Ha decidido tener un poco de consideración con vosotros, ya sabes, el viejo es un sentimental. Al fin y al cabo ella era su mujer y tú su hombre de confianza desde hacía años. Pero que no vayas a notar como te llega la muerte no quiere decir que no pueda dolerte un poco antes, ¿eh?
– Cabrón, eres un jodido cabrón –murmuras mientras la sangre cae por tu boca.
– ¡Cállate! –ordena lleno de rabia.
El segundo golpe te destroza un ojo, puede que el impacto lo haya reventado.
– Cállate, ¿quieres? –repite enfadado.
Te golpea de nuevo y tu cabeza rebota contra la pared.
– Cállate y tendrás un nombre –dice sin dejar de golpearte-. Te llamaré Cadáver, ¿te gusta?
El último golpe te hace perder la consciencia.
Agarra tu cuerpo por debajo de las axilas y lo arrastra por el suelo de madera. El bloque de cemento ralla las tablas, pero no importa, nadie preguntará. Abre una trampilla de descarga y te deja caer por ella, directo al embarcadero.
-Mejor tú que yo, Johny, mejor tú que yo. Mira que creerte a esa estúpida puta, ¡joder tío, que se tiraba todo lo que se le ponía a tiro! Tenías que haber sido como yo, discreto Johny, discreto, y haberte conformado con tus beneficios –cuenta hablando solo mientras cierra la trampilla y se aleja de la escena.
Oscuridad. Fría y húmeda. Te empapa, te envuelve.
Luz. Reflejos escasos, flotantes, en haces incorpóreos.
Consciencia. Empieza a llegar pero se va, Se desvanece.
Te ahorras la realidad.
Pasa por la vieja bodega, te espero, hay fiesta.
късмет
Debería de ampliar en otra ocasión los horizontes de este relato.Al mismo compás, hasta llegar a ese límite que diga…» Ahora me llamo..Novela Black, black y black».
Muy sanginaría para leer tan temprano.
Qué chuliii, yo quiero aprender a escribirrrr.
Anda que no anda usted bien de estrellas!!
Suerte!!!
Cómo se las gastan estos tipejos. Y el fondo es casi siempre el mismo: un polvete con quien no se debe. Tengo que volver otra vez a lo de la olla y la no sé qué porque luego pasa lo que pasa. Menudo sabor a óxido amargo me ha dejado en el paladar. Suerte.
Ya la he visto. Ya la he leído. Ya la he escuchado.
Y siempre es lo mismo.
Y siempre acaba igual.
Suerte.
Una escena escalofriante que recuerda a algún pasaje de Reservoir Dogs. Lo que más he ha gustado, esa sucesión de frases cortas y contundentes con las que abres y cierras el relato, como en una especie de círculo narrativo.
Heppni
Buona historia, amico, ma il Don puo essere arrabbiato si non vince il concorso
Vale, tan de mañana y ya estoy salpicado de sangre…un poco de consideración; voy a tener que ducharme de nuevo. En serio, pura novela-comic-cine negro.
Bien escrito, supongo que es lo que debe sentir alguien que va a ser liquidado por la mafia. Lástima que el título te desvele lo que va a pasar. Mucha suerte y bienvenido a la realidad de que estás vivo. Un abrazo