121- Mi crisis particular. Por Aimar
- 23 octubre, 2012 -
- Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, crisis, destino, relatos
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Con la que está cayendo en el país social y económicamente, se supone que yo ahora debería estar escribiendo un artículo de opinión tratando de buscar justificaciones a nuestro estado actual y evaluando posibles perspectivas de futuro, pero ya ven, aquí me encuentro hablando de otra crisis no tan aireada en los medios de comunicación pero no por ello irreal, la crisis de los cincuenta, mi particular crisis de los cincuenta.
Dentro de unos días pasaré esa frontera y no les niego que como poco, me encuentro aterrada. ¿No han tenido nunca la sensación de que su corazón latía a una edad diferente a la que marcaba su carnet de identidad? Creo que algo así es lo que me ocurre y me asusta pensar que ya soy una mujer madura y presuntamente responsable, sobre todo esto último que marcaría irónicamente entre comillas.
Pues bien, hace seis meses en la cola de un supermercado, mientras trataba de descifrar la composición de unas galletas sin utilizar debido a mi cabezonería las gafas de vista cansada para tal menester, alguien se acercó a mí y se brindó a ayudarme, alguien que de una forma totalmente sorpresiva cambió mi vida desde aquel instante y me hizo retroceder a los quince años.
Después de una vida llena de vicisitudes, dos niños y un matrimonio roto desde hacía tres años, créanme que lo último que yo esperaba era que el destino fuese a sorprenderme con un encuentro mágico porque eso precisamente fue, la persona que yo tenía frente a mí era quien yo nunca esperé encontrar pero que ciertamente parecía haber sido creada para mí.
Nuestras charlas sobre política, nuestros acalorados debates sobre economía, nuestro gusto común por la música de cantautores, las letras de las canciones de Silvio que recordábamos juntos y esa sensación continua de hablar acariciando el alma, algo que aprendí de una persona a la que admiré sobremanera y a la que perdí demasiado pronto…
Todo parecía seguir su curso normal a pesar de la montaña rusa donde ambos nos instalamos e incluso mis hijos demostraron una madurez inusitada alegrándose de ese encuentro que según ellos había recuperado la autoestima de su madre.
Pues bien, hoy que han pasado seis meses donde yo literalmente ya me había entregado a vivir en plenitud esa oportunidad que la vida me brindaba, mi sueño de repente desaparece y esa persona descubre que los miedos del pasado pesan demasiado para afrontar la gran aventura de vivir.
¿Y que hago yo ahora con este amor? ¿Qué hago ahora, a punto de cumplir cincuenta años? ¿Cómo olvido estos seis meses y como recupero la monotonía en la que antes confortablemente me había instalado?
Mi corazón pasó de cincuenta a quince mientras la cajera del supermercado tecleaba el precio de mis galletas y ahora no sé si volver a ese establecimiento para recuperar ese bono descuento que entregué de la manera más sincera y noble que supe.
Esta es mi crisis, la crisis que hoy me atenaza y me impide recuperar la cordura, la madurez y la responsabilidad que mis cincuenta años reclaman.
Las calles por las que solíamos pasear, ese banco en la esquina del parque donde me dijo por primera vez que me quería, la farola seis del aparcamiento del centro comercial donde tantas veces me esperó, el chiringuito de la playa testigo mudo de nuestros interminables cafés y esa canción de Nacha Guevara que una y otra vez rememoro aún sin quererlo: ..”Si te quiero es porque sos, mi amor, mi cómplice y todo..
No sé si todos y cada uno de los momentos felices de estos últimos seis meses pueden compensar el dolor y la sensación de abandono que hoy siento, el vacío y la pérdida, pero a pesar de todo no creo que cambiase ni un solo minuto de este tiempo donde realmente me he sentido viva y querida.
Ignoro si la vida me sorprenderá con otra sorpresa parecida pero lo dudo porque cuando lo conocí supe que hacía mucho tiempo que ese encuentro debía producirse, supe que era una cita ineludible del destino, de mi destino.
held
Vaya, entonces…Y yo que estaba preparando mis cuerdas vocales para cantarte » Cumpleaños feliz…». Lo dejo entonces para cuando cumplas cuarenta y once?.
Me encanta estas historias de » encuentros».Esa frase que empieza…»Lo conocí…» y sigue la palabra como esa gota que cae de hoja en hoja hasta perderse en el estanque…Un super, una gasolinera.En la taquilla de un cine( qué película me aconseja usted?, yo voy a ver…Casablanca en V.O «inglis» no subtitulada , ah pues me apunto y usted me traduce…)qué bonito!!
Encuentros…y desnudas tu vida ante alguien que se posó en tí como una estrella( hoy ando poética como me lea Don Juan el de la pandi me contrata).
Bueno querida Aimar muy bueno el relato describe una etapa del ser humano donde se cuestiona muchas cosas.Etapa de grandes cambios, físicos y psiquícos. Los padres se han echo ancianos,algunos ya los han perdido, los hijos ya no te necesitan…sientes que la vida la has dejado a medías, que no alcanzastes todas las metas…Esa etapa hay que vivirla pero sin demasiada intensidad, vivir
Encontrarte con alguien , sentirte bien a su lado, sentir que lo estabas esperando desde…Te dejo una estrofa de un poema de Montero, Luis García Montero.Espero que te guste
«Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento…»
Mucha suerte
Feliz Cumpleaños!!!!
Lamari le desea mucha suerte
Una mujer en sus cuarente más diez está en su mejor momento. Lástima que en este tipo de sociedad en la que nos estamos instalando, para muchas mujeres llegar a una cierta edad supone volverse transparentes. Sólo las miradas entrenadas pueden verlas y disfrutarlas. Suerte.
Cuando, en la Dama del alba, la muerte pregunta al viejo: ¿Cuántos años tienes?, éste contesta: 82. La muerte ríe entonces divertida y dice: ésos son los que ya no tienes.
Y es verdad.
Vuelvo al relato para confesar que me gustó, aunque sobra esa insistencia sobre la crisis de los cincuenta, vanaliza la historia de amor. Sería igual a cualquier edad, es igual siempre.
Escribes muy bien.
Enhorabuena.
«Twenty years from now you will be more disappointed by the things you didn’t do than by the ones you did do. So throw off the bowlines. Sail away from the safe harbor. Catch the trade winds in your sails. Explore. Dream. Discover.»
Bueno, lo que quería decir, más o menos, Mark Twain, es: «A vivir, que son cuatro días y ya han pasado dos».
Ahora en serio, me ha gustado el relato y «Que la fuerza te acompañe»
Yo también me quedaría con esos seis meses, pese a todo. Hay que vivir. Suerte.
El destino puede deparar sorpresas insospechadas. A tu protagonista ya se lo ha demostrado una vez, y quien sabe si no volverá a demostrárselo. Respecto al miedo a cumplir años, siempre recuerdo una anécdota que me contaron hace tiempo: un orgulloso jovenzuelo de 18 abriles le pregunta con insolencia a un anciano: «Abuelo, ¿cuanto daría Ud. por tener la edad que tengo yo ahora?». A lo que el anciano responde: «Más o menos lo mismo que darías tú por llegar a la mía». Pues eso.
Y recuerda: «en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos»
Siempre he pensado que si a los hombres se nos adjudica la famosa «crisis de los cuarenta», a las mujeres, más precoces en todo, les llegaría antes. Pero bueno, cada uno tiene su crisis. El relato refleja bien una vivencia del estado emocional, aunque no ahonda en ella, es tímido en el desarrollo de la historia. Hay algún problema de comas y unos puntos suspensivos nada ortodoxos, pero en general, según mi opinión, está muy correctamente escrito.,
Escrito desde el corazón