Cerrar menu de navegación
Abrir menú de categorías 156- El secreto de la felicidad. Por Utópica
- 28 octubre, 2012 -
- Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, amistad, amor, relatos
- 2 Comentarios
15 de octubre, 2010
“La felicidad, el amor, la amistad… que grandes palabras, que bien suenan… todas tienen algo en común, ¿lo sabéis?
Ninguna de ellas tiene una definición exacta, y aquel que las defina tiene un problema o varios, quizá. Son sentimientos tan grandes que no se pueden expresar en palabras. Para mi abuela el amor es ver a mi abuelo despertarse con ella todas las mañanas, para mi madre la felicidad es vernos reír a mi hermano y a mi, para mi padre, en cambio, es como una casa que nunca terminamos de construir, dice que la felicidad no es la meta sino el camino, para mi amiga Nuria la amistad es la media hora de teléfono conmigo todos los días, para mi profesora de literatura la solidaridad es ayudar a los demás sin esperar nada a cambio, bueno si, una sonrisa. Eso dice siempre.
(…) Ninguna de ellas tiene una definición exacta. Correcto. Estas palabras que bautizaré con el nombre de “ grandes palabras” tienen para cada persona un significado y todos serían correctos.
Para mi, la solidaridad es interesarme por los demás, por los que tengo a mi alrededor, por ver que mi primo Alejandro entienda los animales invertebrados o que mis abuelos tengan siempre compañía; la amistad, es estar con mis amigos, darles mi tiempo (uy, que poético suena eso), pero es verdad, darles mi tiempo, mis consejos y todo lo que soy; la felicidad creo que le haré caso a mi padre porque es verdad que nuestra meta es ser feliz y a lo largo de toda la vida ponemos todos nuestros esfuerzos en encontrarla, como si se tratase de una piedra que solo está en medio del océano, cuando está mucho más cerca de lo que nos pensamos… y el amor, para mi el amor, es el motor que mueve el mundo, aquello que nos hace sentir y respirar libres.
Fin de mi definición de las grandes palabras.
16 octubre de 2010
Hoy quiero hablaros de la alegría y la felicidad como tales. La alegría viene a ser un estado líquido, en cambio la felicidad es algo sólido, algo que tenemos dentro.
Hay infinidad de placeres diarios que nos hacen felices un momento, un minuto, dos horas, incluso un día, pero luego se pasan y qué?
A mi por ejemplo me hace feliz por un momento acostarme con unas buenas noches y levantarme con unos buenos días, sean de la persona que sean; me encanta cuando mi hermano está gracioso y me hace reír; cuando llego a casa y veo que mi madre ha preparado los mejores macarrones del mundo; también cuando voy andando y piso las hojas de los árboles, ese ruido es tan… crujiente, igual que cuando masticas cereales; me hace enormemente feliz por un momento la ilusión de tener un libro nuevo entre mis manos, una nueva historia por descubrir y soñar… si, estoy haciendo una lista de pequeños placeres de mi día a día, placeres que me ocasionan alegría de esta pasajera, que viene y se va, pero alguien me dijo una vez y atención porque lo que voy a decir ahora es un tópico de los buenos, pero la vida se compone de pequeños detalles. Eso es igual como la gente que se quiere ir a África o a América a ayudar y luego no son capaces de hacerles sonreír a los de su alrededor. En fin, gente hipócrita la hay en todas partes, pero ese es otro tema.
Lo que venía diciendo que la alegría es un estado líquido y la felicidad sólido. La felicidad nos viene desde dentro, está en nosotros, solo tenemos que sacarla fuera y hacer felices a los demás. ¿No os pasa que cuando estáis con alguien a quien se le ve feliz os contagiáis? ¿lo habéis probado alguna vez? Haced la prueba.
Las personas estamos conectadas y la felicidad se conecta, no sé de que forma pero sé que se conecta. Por eso, yo intento estar siempre feliz, porque quiero que los de mi alrededor lo estén.
20 de octubre de 2010
Hay gente que me pregunta, como puedo estar siempre tan contenta, tan radiante como dicen ellos, tan llena de vida como dicen otros. ¿sabéis cuál es el secreto?
El secreto no es escribir sobre la felicidad ni los macarrones más buenos del mundo de mi madre. El secreto consiste en infinitas sonrisas diarias, cinco abrazos, cuatro placeres de la vida pequeños, tres besos, dos te quieros, una conversación profunda. Ese es el secreto. Probadlo. De verdad.
Yo se lo decía a todo el mundo, pero la gente decía que eran bobadas, imaginaciones mías, así que yo ni corta ni perezosa, me puse a hacer cartelitos en los que pusieran en letras bien grandes: abrazos gratis, sonrisas gratis… me fui lejos de mi casa porque si mi madre me ve creo que no hubiera durado ni tres minutos.
Pensé que era solidaria enseñando mi dosis de felicidad. Mi felicidad particular.
Estaba dispuesta a hacer sonreír, a dar abrazos. Esta dispuesta a enseñarles a la gente la diferencia entre felicidad y alegría.
25 de octubre de 2010
Abracé muchas veces. Sonreí muchas más. Y ¿sabéis qué es lo mejor de todo? Que creo que en mi vida me he sentido tan bien. Sé que hace falta dejar la vergüenza atrás y que posiblemente quien lea estas líneas nunca haga lo que yo hice, pero si que puede trasmitir este mensaje a toda la gente que pueda, cuanta más, mejor. Recordad que no podemos cambiar el mundo entero, sino cambiamos primero el nuestro.
Recordad que si nosotros estamos felices por dentro, lo estaremos por fuera y la gente lo notará y también se pondrán felices. Es una cadena. Es un motor, un motor tan grande como lo es el amor. Ahora va a resultar que está todo relacionado.
Las mejores palabras son aquellas que no sabemos definir o pueden tener tantos significados que cada una de ellas necesitaría un tratado propio. Bonita profesión la de repartidor de abrazos y sonrisas. Suerte
Utópica ha querido compartir con nosotros no un relato sino unas cuantas páginas de su diario y se lo agradecemos. Si es sincero todo eso que sientes, es para tenerter mucha envidia. Te aconsejo que leas el relato nº 55 (Amigas). Creo que te gustará.
¿Para qué necesitar suerte con todo lo que ya tienes?