16- Otoño. Por Fugitiva de la cárcel del tiempo
- 27 septiembre, 2012 -
- Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, memoria, otoño, recuerdo, relatos
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Antonio sintió sus octogenarias piernas doloridas, el paseo lo había dejado exhausto pero no renunciaría a él mientras el dolor siguiera siendo dolor y no incapacidad. Allí estaba, llamando a la misma puerta y a la misma hora que venía haciéndolo durante los últimos… ¿tres años? Tal vez, ya había perdido la cuenta, a su edad el reloj aún conservaba la misma esfera pero las agujas no giraban al mismo ritmo.
– Hombre Antonio, ¡ya te echaba yo de menos!, llegas diez minutos tarde – le saludó socarrona Mireia con la misma cordialidad de siempre.
– Ay, preciosa, ¡este pobre viejo cada día lo es más! ¡pobre y viejo quiero decir! – respondió Antonio guiñándole un ojo mientras se retiraba la boina y la guardaba en el bolsillo de su chaqueta de cualquier manera. – ¿Qué tal está tu madre hoy Mireia?
– Bueno… Antonio, ya sabes… peor que ayer y mejor que mañana – contestó ella. Su rostro vivaracho no pudo disimular la sombra de su mirada – Pero pasa, pasa, no te quedes en la puerta.
Antonio, como cada día, siguió a Mireia hasta la sala de estar en la que su madre pasaba las horas del día. Todo estaba preparado: té con pastas en la mesa camilla y dos butacas, una de ellas vacía esperando ser ocupada.
– ¡Mamá! ¿Mira quién ha venido? ¡Menuda sorpresa!, ¿eh? – exclamó Mireia mientras le daba un codazo lleno de picardía a Antonio.
Luzdivina, concentrada en la lejanía de la vista del ventanal de la salita y en la suya propia, volvió la mirada hacia el recién llegado y sonrió. La claridad que llegaba a través del cristal convertía sus cabellos canos en hebras de algodón brillante. Sus manos, entrelazadas delicadamente, se apoyaban sobre la manta floreada que Mireia colocaba escrupulosamente cada día sobre sus venidas a menos piernas.
Antonio, nervioso como lo había estado ayer y antes de ayer… y lo estaría mañana… y pasado mañana…, tomó asiento mientras Mireia les dejaba solos. Y sin apartar la vista de la arrugada y risueña mirada de Luzdivina, como cada día, fue el primero en romper el hielo.
– Buenas tardes, Ludi ¿Cómo te encuentras hoy?
Ella, desenlazando sus manos y sin perder la sonrisa, tomó las de Antonio entre las suyas y dijo:
– ¡Ay, Antonio! Al final me vas a convencer de que tenía que haberme casado contigo cuando tuve la oportunidad
Y Antonio, súbitamente relajado, supo que en este otoño desapacible la hoja de su recuerdo aún permanecía firmemente agarrada a la rama de la memoria de Luzdivina. Y supo que, cuando el árbol quedara desnudo también se quedaría a pasar el invierno si el tiempo les regalaba eso: tiempo. Lo supo, aunque era algo que siempre había sabido.
Hola Fugitiva, tu historia es conmovedora y me gusta. Tal vez quisiste hacer un microcuento, pero creo que tienes capacidad para alargarte más, porque, después de leerlo, queda la sensación de querer conocer más de esta pareja. Pero me gusta,es de una intimidad agradable, como de mesa camilla y buena compañía.
Un abrazo.
Gracias por leer y comentar mi relato.
Una historia llena de nostalgia que se me había pasado. Un relato interesante sobre el amor entre dos ancianos, que viene de muy lejos sin llegar a prender. El párrafo final, enternecedor. He pasado un rato muy agradable Fugitiva. Quizá un poco “escaso”
Suerte
Intenso y dulce.
Suerte
Muchísimas gracias Bonsái!
Un besito
Fugitiva de la cárcel del tiempo:
Hola. Voy para aquí y para allí sin un orden.
Creo que por ese motivo aún no te había visitado.
Me alegro de haber entrado a tu rincón.
Una hermosa historia, tierna, sensible y profunda.
Un abrazo.
Muchísimas gracias Lotte Goodwin
Es un tema que me enternece demasiado para juzgarlo mal. No creo que hagan falta muchas más palabras para expresar ese sentimiento tan intenso.
Suerte.
Muchas gracias por compartir tus impresiones tras la lectura.
Un abrazo Dies Irae
Muchas gracias por leerlo Sacha
Un abrazo
No tienes que pedir perdón Rulfo. Tus observaciones son bienvenidas. Siempre es necesario saber la impresión que ha causado en el lector aquello que has querido transmitir.
Muchas gracias por leerme y por regalarme tu opinión.
Un abrazo
Salud, Fugitiva de la cárcel del tiempo… y de la verborragia.
Coincido con Rulfo excepto en lo de la brevedad. Yo creo que aún le sobra historia, personajes, nombres. Lo podaría, lo adelgazaría hasta que quedase apenas su espíritu, como un poema.
Suerte en el concurso.
Una historia desde el umbral de la última puerta.
Mis respetos
Quizá demasiado corta. Pero las emociones son así, un ramalazo. Mi consejo es que, para escribir un relato, hay que tirar del ramalazo. Adornarlo con historias paralelas que lo complementen, que cuenten otras cosas interesantes que, a buen seguro, habrán ocurrido en sus vidas.
Alguien dice en su comentario que no quiere entrar a juzgar lo literario. Yo, con tu permiso, sí lo voy a hacer. Sólo en un pequeño párrafo. Léelo más veces. Las palabras entrelazadas tienen también sonido, aunque reconozco que quizás no es el mismo para todos:
“Luzdivina, concentrada en la lejanía de la vista del ventanal de la salita y en la suya propia, volvió la mirada hacia el recién llegado y sonrió. La claridad que llegaba a través del cristal convertía sus cabellos canos en hebras de algodón brillante. Sus manos, entrelazadas delicadamente, se apoyaban sobre la manta floreada que Mireia colocaba escrupulosamente cada día sobre sus venidas a menos piernas”
¿No te suena raro? “concentrada en la lejanía de la vista del ventanal de la salita” o esta otra: “entrelazadas delicadamente, se apoyaban sobre la manta floreada que Mireia colocaba escrupulosamente”. (de, del, de)(delicadamente, escrupulosamente)
Perdona la intromisión y suerte en la vida Fugitiva
Muchas gracias por leerme Lovecraft.
Me alegro muchísimo de que te haya gustado. Tomo nota de tus sugerencias, gracias por hacerlas, es la única forma de aprender.
Un abrazo
Senectud. Breve. Emotivo.
Una corta pero intensa historia de amor (¿imposible?). Como siempre ocurre con la mayoría de estos micro o «mesorrelatos», se queda uno con ganas de más.
Lo que más me ha gustado: el nombre de Luzdivina y el último párrafo del texto. Lo que menos: la cursiva en los diálogos; en este caso no es necesaria (basta con el guionado).
Suerte en el certamen
¡Y tanto que lo es! Muchas gracias por leerme Avril
Un abrazo
Muchas gracias a ti por leerme, Lectora.
Un abrazo
No voy a juzgar a nivel literario este relato.Sólo tengo capacidad para leer, entrar sin permiso en la piel del escritor y sentir…Que la hoja prende con el paso del tiempo en ese árbol, que la memoria de Luz se quedó en un remoto momento de su vida donde Antonio fue su luz.
Gracias me has emocionado
Una historia de amor que pudo ser, y que al final es. ¡Qué compleja es la vida!
Me gustó, suerte.
Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios y por leerme
Un relato profundo, me hubiera gustado seguir leyendo. Los niños y los ancianos tienen una sensibilidad especial. Enhorabuena y suerte!
Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Sabiduría y nostalgia en unas manos entrelazadas. Hay muchas formas de contar una historia de amor. Mucha suerte.
¡Muchas gracias Caos! He intentado eso, transmitir el máximo posible a través de la narración de un momento.
Muchas gracias por leerme
Un abrazo
Buen relato que en poco espacio explica muchas cosas. Suerte