234- Detrimentos. Por Kt_Vil
- 4 noviembre, 2012 -
- Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, detrimentos, relatos
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– ¿Has sentido la sabia necesidad de continuar aunque el alma por vida clame?
Y como respuesta el silencio.
– ¿Has sentido que las fuerzas aladas cual palabras, toman directrices de viento? – Evidente era el no, por lo que añadió- Si no lo has vivido poco sabrás lo que hablo, por eso, déjame contarte algo más humano:
Bendito el viento que junto a las aguas palpita, jugando eterno con la inmensidad, veamos cómo tirita, si en encierro austero lo privas de libertad: Así ocurrió que una noche, de tibia niebla y crujida tempestad, juntando valor para el camino, dos caminantes se deciden separar; ella bellísima damisela de la más suprema corte real, camina con la parsimonia quieta que la futura soledad le da, agobiada por dolores, dolida por encantos, encantos soñados que jamás se llegaron a concretar, camina con la mirada perdida , y en una leve pausa procura profundo respirar para no aludir a lágrimas que infalibles destruirían su preciado pedestal. Aún luchando con ellas, la ruina llega como invitada especial, jocosa y reinante en su palacio que sin remedio la obliga a desertar. Voló alto y lejano donde gaviota alguna no la encontrará. Volvió al polvo, seco y tieso, a donde la ausencia de vida nos llevará. Lo hizo aprisionando el aire que solo debe travesear, así en las alturas de los montes como la de un corazón al palpitar. Decidió aprisionar al viento, quitándole su más evidente facultad, remedió guardarlo cual talento, obviando su esencia: la libertad.
– Por ello mi fiel cancerbero no me enredes con detrimentos, sabes bien que un marino cuando calla, va muriendo por dentro, sin las hazañas de la mar, el ocaso y su silencio.
Atónito, carente de valor, se detuvo muy calmado, dispuesto a ceder sin agravios. Daría su espada por liberar al naviero que por inicuas calamidades llegó a ser reo. Porque van las estrellas brillando en el cielo, como todo aventureros caminando con el viento.
Entiendo poco o nada de la gaya ciencia, así que me abstendré de opinar.
Suerte no obstante
Es evidente que yo tampoco he sentido las fuerzas aladas cual palabras tomando las directrices del viento ni la sabia necesidad de continuar aunque el alma clame por vida. Peo tengo una excusa: soy humano. Suerte.