68- La Llave. Por Marina Pauli
- 13 octubre, 2012 -
- Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, dinero, maletin, relatos
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Salió de su casa como cada mañana, con prisa, intentando no llegar tarde al trabajo, ese que tanto le había costado encontrar y que a duras penas le servía para cubrir mínimamente sus gastos personales y para ocupar su horas, matando su soledad, ahogando esa sensación acuciante provocada por el vacío del amor.
Abrió la puerta del edificio y salió a la calle. Echó a andar unos metros y, de pronto, se inclinó a recoger algo del suelo: una llave diminuta, color dorado. Se quedó allí, en medio de la acera, sosteniendo el objeto en la palma de su mano, como si se tratara de un amuleto mágico que la poseyera con un extraño influjo. De repente reaccionó, cruzó corriendo la calle y llegó justo a tiempo para coger el autobús de cada día. Encontró un asiento vacío, se sentó y miró con atención la llave, que seguía en su mano. «La llave que abre la caja de Pandora» pensó sonriendo para sus adentros. No, quizás no fuera eso, quizás abriera la puerta de los deseos, la del corazón, la de los secretos, la de la felicidad…o quizás fuese la mismísima llave del infierno. «A lo mejor alguien está desesperado en este momento, con un maletín lleno de dinero y sin la llave que lo abre» se dijo a sí misma, en tono más inquieto. Bajó del autobús con ella aún en la mano, sin decidirse a tirarla.
Trabajó todo el día como absorta, navegando entre la desidia y la ansiedad. La llave, ahora en el bolsillo de su pantalón, continuaba atrayendo sus pensamientos como un imán. Durante el rápido almuerzo continuó pensando en ella, rozándola de vez en cuando con las yemas de los dedos, como para asegurarse de que continuaba allí.
A las 8 de la tarde salió del despacho, llegó a la esquina y cruzó la calle distraída, tanto que cerca estuvo de ser arrollada por un coche. Llegó a su casa, preparó algo para cenar y se sentó a comer, mirando fijamente la llave que había colocado sobre la mesa.
Dos horas más tarde se dirigió a la cama, se puso el camisón y se acostó sosteniendo en la palma su precioso objeto. Casi como por arte de magia se quedó dormida y soñó, soñó como nunca antes lo había hecho. No eran pesadillas, ni esos sueños oscuros que llaman al horror de la premonición; no eran tampoco sueños desamparados y errantes, ni temores convertidos en imágenes sin lectura posible. No había en ellos nada desolador ni incierto, no cortaban el aliento ni llamaban a la desesperación o la duda. Eran sueños de juventud, de niñez, cargados de perfumes y olores olvidados y recobrados de repente, casi como si llegaran del pasado para invadir su mundo actual y convertirlo en certeza. Había en ellos piezas perdidas, que venían a juntarse nuevamente formando un todo. No faltaban risas traducidas en juegos y brisas frescas que traían el aroma de la tierra mojada. Nubes blancas y cielos nocturnos, estrellas, osas y constelaciones. También contenían miradas profundas y pensamientos abiertos; así como frases dichas en el momento justo y gestos con forma de mensajes. Pájaros, flores y mares llenos de peces deslumbrantes. Fuego que calienta el cuerpo y agua que apaga la sed. Aire para impulsar el vuelo y tierra donde dejar grabadas las huellas de sus pasos. Y sobre todo mucho, mucho amor.
Y entonces supo qué abría esa llave.
Sí, las llaves sirven para abrir pero también para cerrar, posibilidad que no explota el relato.
El final es tan Disney (Y sobre todo mucho, mucho amor) que casi lo hace no apto para adultos.
Suerte.
Encontrar una llave y fantasear con las cerraduras en donde encajará es fascinante. Atreverse a utilizarla para traspasar las puertas que hemos dejado cerradas es otra historia. Mejor dejarlas todas entornadas y cerrar, con esa llave, el cofre de las historias que sólo nos pertenecen a nosotros y sobre las que nunca se posarán pupilas ajenas. Suerte.
La llave la tienes tú, y abres con ella lo que quieras… esa es más o menos la idea.
Gracias por tu comentario!
Breve pero precioso texto que terminan planteando una incógnita al lector: ¿qué abría finalmente aquella llave? Supongo que el/la autor/a no desvelarán el misterio porque eso sería como expicar un truco de magia, así que cada uno opine lo que quiera. Yo opino que la llave abría el baúl de los recuerdos (no es coña) o el de la felicidad, por proponer algo. Bien escrito, Marina Pauli.
šťastie