– Lo siento, pero por lo que veo no vamos a poder ayudarle – dijo con monotonía la mujer desde el otro lado del mostrador. – ¿Cómo que no…? – comencé a balbucear.
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Relatos
164- El patio de mi casa. Por Inda
Nunca imaginé que un patio pudiera tener tanta vida. Desde que adquirí mi nueva vivienda cuyas ventanas dan a un amplio patio he podido comprobar todo el movimiento que hay.
163- Morir por la libertad. Por lludwig
La periodista Monica Iordache recoge en el ejemplar del 17 de noviembre del 2004, unas interesantes reflexiones sobre el que fuera el último congreso del Partido Comunista de Rumania. A juzgar por las mismas, parece ser que el régimen era inconsciente del peligro que le acechaba.
162- Los días como este me recuerdan a mi abuelo. Por Tatie Herst
En realidad no era mi verdadero abuelo, en el sentido biológico de la palabra abuelo. Era el novio de mi abuela, “su pareja”.
161- Violetas. Por Merisi
La primera nota llegó en un papel amarillo, sin firma. El sobre que la guardaba era del mismo color y en él podía leerse: «Para Mary González». No desvelaba siquiera un indicio del autor, el texto estaba escrito en computadora, había aparecido en el buzón, según dijo Kate.
160- Cervantes a granel. Por Hombre sin abrigo
Si de convertirse en un exitoso novelista se trataba, Gumersindo Quesada no podía tener más puntos en contra. A sus noventa y un años había escrito noventa y un novelas: todas ellas malísimas. Estaban impregnadas con un tufillo de vulgaridad y ninguna casa editorial se había mostrado interesada en su […]
159- Una jugada perfecta. Por Inocencia
Amanecía y el sol impetuoso asomaba en el horizonte. La sabana estaba desierta y no soplaba la brisa. La tierra se veía seca y endurecida por la falta de agua, no llovía desde hacía mucho tiempo y los árboles casi secos dejaban caer las pocas hojas que tenían. El panorama […]
158- Retales de una vida. Por Nadalina
– Venga abuelo, siéntate aquí, que vamos a servir ya la comida; tú en la cabecera, presidiendo, que para eso es tu cumple- dijo la nieta pequeña- una preciosa jovencita pelirroja, simpática, dicharachera y brillante estudiante de medicina, mientras acompañaba al anciano a la silla.
157- El último perdón. Por Alex Rub
‒Ave María purísima. ‒Sin pecado concebida. ‒Verá, padre. Estoy confuso. Confuso y desorientado.
156- El secreto de la felicidad. Por Utópica
15 de octubre, 2010 “La felicidad, el amor, la amistad… que grandes palabras, que bien suenan… todas tienen algo en común, ¿lo sabéis?
155- Viernes. Por Anaxío de Eu
– ¡Mudo!, ¡Mudo!, ¡Mudo!- Gritaban unas niñas de entre 6 y 10 años y salían corriendo. Quino, pronunciaba la vocal “a” de una forma desgarrada, profunda y alta. Gritaba y salía tras ellas.
154-El temblor y la esperanza. Por Ele eme
Hay algo nuevo bajo el sol… Mi momento actual. No pretendo con esta afirmación exigir un aplauso para mi singularidad. Todo lo contrario. Casi debería mendigar una limosna de lágrimas, unos ojos de asombro, un redoble de dolor en el corazón. La coyuntura en la que me encuentro es única […]
153- A sueldo. Por Paganini
Cada mañana acudía a la oficina. Siempre a la misma hora. Un despacho sin ventanas. Una mesa, una cajonera metálica, un armario de pared, su sillón, y dos sillas para unas inexistentes visitas. Sobre la mesa no había ningún objeto personal. Tan solo un teléfono, que apenas usaba. Las paredes, […]
152- Los infortunios del azar. Por Mateo Sombra
La semana ondeaba bandera roja. El lunes recibí una orden de desahucio en un sobre blanco aparentemente inocente. Mis perpetuos problemas con las cuentas sin tener la sensación en absoluto de vivir por encima de mis posibilidades.
151- Límites borrosos. Por Álvaro García Ulloa
Mi reunión de trabajo en las Torres Kío se prolongó hasta la medianoche. Después de llamar a mi mujer para decirle que no me esperara despierta pedí unas viandas al catering del 52 de la Castellana. Mientras las esperábamos le dicté a Micaela las modificaciones en el contrato que firmaríamos […]
150- Dos opciones. Por Uve
“no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo” Mario Benedetti “Hay dos opciones. Sólo dos… Hay dos opciones. Sólo dos…” Repetía firmemente una vez tras otra.
149- Yo soy Celedonio. Por Victorico
Es sábado de madrugada. Mi mujer ya se ha ido a dormir después de haber acostado a Miguelin, y bueno, como digamos que lo de “sábado, sabadete…” ya hace tiempo que pasó a la historia, y no tengo mucho sueño, pues hago lo que hace unos años hubiera puesto el […]
148- La casa desfalleciente de los resignados. Por Maremagno florido
Eran dos chispas chorreadas en una inmovilidad que lo trasluce todo, que prefigura todo lo irremediable, como ese mal paso que invariablemente nos equivoca de esquina, e inminentemente cruza el peligro de presa por nuestras narices heladas. El tajo en la cara, el empellón, el infierno asignado para el salado […]
147- La escritora. Por Luz
La luz pálida de una bombilla desiluminaba la sala. Renqueante, sobrevivía, pendiendo de un hilo del húmedo techo. Los hielos del güisqui temblaban temerosos, en silencio, en el vaso. Se oía el casi imperceptible chasquido del papel de un cigarro consumiéndose.
146- Ocupar. Por Lisérgico
Ella no tuvo otra opción que ocupar el derruido espacio, que le habían ofrecido, en un edificio abandonado. El lugar luce a miseria y todo lo que se fermenta es aún más denigrante. La pensión que ella cobra solo les da para comer.