Colgado. Por Segismundo Fernández Tizón

colgado

Colgado.

 

Colgado de un recuerdo,

siento frío en los huesos cada día.

Agarrado al abismo con las yemas

de unos dedos repletos de preguntas,

abro los ojos fuerte, por no verte,

y agradezco el golpe del viento

en lo que queda de una careta amable.

 

Sintiendo el vértigo insano de estar vivo

tengo en cuenta una idea persistente:

saltar, dejarlo todo, y ya rendirme

a la ausencia, a la infamia, a extrañarte.

 

Miro abajo y calculo

cómo será, o qué dirán los que algún día

llenaron mis blancos de algún color extraño,

y una lágrima intenta, entre mis risas,

saltar antes que yo, abandonarme.

 

Al fin fallan mis fuerzas; derrotado

saboreo el vacío mientras busco

resumir esta vida en una imagen

que nunca llega. Todo sale a mi encuentro…

…despierto con la angustia de la muerte,

de esa muerte caduca que es dormirse.

Alguien ha escrito un verso en nuestra almohada

que dice, más o menos… “hasta siempre”.

 

© Segismundo Fernández Tizón

 

 

 

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