Soy tierra húmeda
La calima
en la piel,
salir de la casa
materna
oliendo a mar y
sumergirme
en la arena
caliente.
Recuerdo escarbar
hasta encontrar
la humedad y
dejar que
empapara
mis yemas.
Invoco,
sagrada,
la sensualidad
recién nacida
en mis playas
de Huelva.
Hablamos de los quince.
Tu cuerpo,
ahora,
me la envía.
Sobre todo
cuando se instala
entre mis algas y
convierte tus
ganas en
mi cala;
mis risas en
tu ancla y
nuestros desayunos
en todas las estrellas
de mar,
reventándonos
las branquias y
el fondo.
Ahora,
que vuelvo
a ser tierra
húmeda
contigo,
hablamos
de inmortalidad.
Total,
treinta y cinco años más
no son nada.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta web en la sección
«Tacones de Azúcar»