Se acabaron las primaveras en tu boca
Se acabaron
las primaveras
en tu boca,
los atardeceres
en tu sexo y
las golondrinas
en tus ojos.
Huyeron
de mis labios
los temblores
de perra
enamorada;
las promesas
más hermosas
y las palabras
más obscenas.
Se quedaron
secos,
con el sabor
podrido de un puñado
de gritos y
un desprecio
a medida.
Se me erizó
la voz y
la risa;
me quedé
viuda sin tus
brazos
protegiendo
mis miedos.
Ahora
he de nacerme
de nuevo,
con el corazón
mordido.
Bendita la lluvia
que comienza
a brotar
de la piel
y que me hará
florecer
entre los
aullidos.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Blog de la autora