A Sangre y Fuego. Por Brisne
» El pueblo no sabía hacer la guerra. Los mejores se hacían matar estérilmente; los demás tiraban los fusiles y huían por Andalucía y Extremadura, primero, por toda Castilla la Nueva después; se repetía el patético espectáculo de voluntad impotente de un pueblo que se lanzaba a la lucha armada…