Resultados de la búsqueda para: Tacones de azucar Yolanda Saénz de tejada
Esperarte debería ser pecado. Por Yolanda Sáenz de Tejada
Esperarte debería ser pecado La recogió en el aeropuerto. Él llego tarde, como siempre. Ella esperaba plantada en el aire, regada por la trémula duda de si quedarse o no… El reloj segó las doce mientras a ella le crecían salamandras y soledades en los zapatos….
Lisiados por amor… Por Yolanda Sáenz de Tejada
He abierto este librohospital en el centro de mi cerebro. Es blanco y con vistas al mar, para que los heridos que ingresen, reventados de tanta vida, huelan a algas y a coral. En la puerta, con chicle de fresa, he pegado un cartel que dice: ocupado pero libre….
Meriéndame con azucar, por favor. Por Yolanda Sáenz de Tejada
Meriéndame con azucar, por favor Allanaré tu tierra prometida para inundarla con la saliva de mis besos. Dejaré presencia de ángel en el barro de tus sábanas, y te haré mío; maldiciendo todo lo que te aleje de mi cerebro y de mis piernas. Y por las…
Siempre apareces entre el fuego. Por Yolanda Sáenz de Tejada
Querido Pedro, querido hombre aún niño que acompaña todas las verdades de este mundo tan mentiroso. Cada vez que me siento frente a la chimenea, de esta casa con vistas a mi libertad y a la montaña, me acuerdo de ti. Vives aquí, en ese cigarrillo (solo uno)…
Estas no son mis navidades. Por Yolanda Sáenz de Tejada
Si somos capaces de gestionar la nostalgia, la podemos convertir en ternura… Mi Navidad no es esta, lo siento. La mía duró hasta los 25. Mi Navidad era viajar de noche (no recuerdo si llevábamos el conejo y el perro) hasta la casa de las hermanas…
Es sencillo amarte…? Por Yolanda Sáenz de Tejada
El principito era feliz porque siempre tenía a su rosa cerca. Es sencillo amarte; coger un ramo de flores salvajes de tu espalda, o abrazarte el sexo mientras duermes (y después despiertas). Es sencillo amarte; besar tus labios a media tarde, mientras lees en esa mecedora que encontré…
Clara, no cojas el teléfono… Por Yolanda Sáenz de Tejada
A todas las madres que tienen hijas (y digo madres porque ellas son el ejemplo), para que abran los ojos y no permitan que sean propiedad privada. Y a todas las mujeres que luchan por la dignidad y la vida de otras mujeres. Clara, delante del espejo…
La máxima no es una medida… Por Yolanda Sáenz de Tejada
Que torpeza la tuya, utilizar los ojos para oír… La máxima no es una medida… Te dije que yo no era una. Te repetí hasta agotar mis cuerdas y mis precipicios que yo era muchas (muchas más que ninguna). Pero tú te empeñaste en ver solamente a…
Mi Daniel también es vuestro Daniel. Por Yolanda Sáenz de Tejada
Mi hija dobla su voz hacia delante, mordiendo (con sus dulces palabras) la luz que habita en los ojos de Daniel. Ella tiene once años. Él, cuatro; pero se quedó en dos (la vida le dejó un rincón en blanco en su memoria; en su pequeño cerebro recién…