La literatura y sus soportes
Cuántas veces nos han preguntado si somos conscientes de que el desarrollo de las nuevas tecnologías lleva consigo la desaparición de la lectura, tal como la entendemos ahora, porque habrá que leer en la pantalla o en algún otro soporte que todavía no se ha inventado lo cual, al parecer, invalida, por su incomodidad, el ejercicio cultural que tanto nos gusta y nos absorbe. Y no sólo dicen los catastrofistas que perecerá la lectura, sino que, en su opinión, también las nuevas tecnologías serán las responsables de la desaparición de las facultades de la mente que hacen posible la creación literaria como son la imaginación y la fantasía y con ellas, al parecer, también la voluntad y el ansia de contar una historia. Se nos lo sugiere con esta pregunta como dando a entender que el soporte papel es la elegancia y la dignidad, aumenta el placer y de alguna manera consolida el mundo cultural que nos ofrece, frente a la pantalla del ordenador y los canales tecnológicos por los que nos llega el relato o la novela, incluso el ensayo o la investigación, a los que no se les da vigencia de soportes sino de sustitutos de la literatura, como elementos de segunda categoría, como si su consolidación en el uso llevara implícita la desaparición del placer de la lectura, de la escritura, de la investigación, de la creación.
A nadie se le ocurre pensar que hasta que llegó la imprenta nuestros lejanos antepasados escribían sobre piedras y más tarde sobre pieles de animales que sus elementales técnicas convirtieron pronto en pergaminos, y que, muy posiblemente, la letra impresa sobre papel tendría en su momento tantos detractores, o falsos detractores, como tiene hoy en día la calidad virtual para libros y publicaciones.
Relat@s en el canal 2006 nos viene a mostrar que la literatura no está vinculada a ningún soporte específico, sino que es lo que es y se aprovecha, mejor dicho, nosotros aprovechamos los soportes que los tiempo van poniendo a nuestro alcance para escribirlos, publicarlos, darlos a conocer y distribuirlos con todas las ventajas de las nuevas tecnologías.
La literatura es lo que es, la gloria de la creación para algunos, un ámbito desconocido e incomprensible para otros. Pero, en cualquier caso, a mí personalmente me satisface haber presidido el jurado del III Certamen de narrativa breve convocado por el Canal de Literatura de IRC Hispano, que ha hecho de Internet el arma de convocatoria de los cuentos presentados, porque hace más evidente la esperanza de que, sea cual sea el soporte que la acoja, la literatura sigue emanando de las mentes y las emociones de los humanos para mostrar sus recónditos secretos, para provocar emociones, altercados de la mente y la conciencia, y ese conocimiento poético que concita la creación de una historia que adquiere autonomía frente a la realidad en la que se inspira y cuya verdad, sin ser la verdad del mundo real en el que se alberga nuestra imaginación, es tan válida y poderosa como ella.
«Sea cual sea el soporte que la acoja, la literatura sigue emanando de las mentes y las emociones de los humanos.»
Es emocionante pensar que, sea como sea, la historia que inventamos llega a los demás, sea en piedra, en cristal, en papel o en pantalla virtual, que consigue su objetivo cada vez con mayor perfección y velocidad y, sobre todo, cada vez con mayores posibilidades de expansión, es decir, cada vez más cercana la historia a los ciudadanos, no solo del mundo en el que nos movemos, sino del mundo real, del que va mucho más allá de nuestras fronteras, del que alcanza ciudades y pueblos que tal vez nunca conoceremos. Es emocionante y reconfortante pensar que gracias a esas tecnologías podemos establecer lazos de comunicación con personas de otros ámbitos que en otras circunstancias, tal vez, habrían tenido noticia de un concurso pero en ningún caso las herramientas para llegar a tiempo a la convocatoria. Que una institución, tan entusiasmada con la creación y la cultura, haya sabido aunar las ventajas que ofrece Internet para consolidar un premio de relatos es digno de envidia y de admiración. Y más si, como es el caso, ha logrado la participación de autores de todas partes del mundo.
Mi enhorabuena a todos los que trabajan para mantener una iniciativa tan imaginativa, y mi felicitación a todos los que se han presentado a un certamen que ha conseguido un nivel de calidad sorprendente y una difusión envidiable.