164- El patio de mi casa. Por Inda
- 30 octubre, 2012 -
- Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, el patio de mi casa, relatos
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Nunca imaginé que un patio pudiera tener tanta vida. Desde que adquirí mi nueva vivienda cuyas ventanas dan a un amplio patio he podido comprobar todo el movimiento que hay. Me gusta sentarme frente al gran ventanal con una taza de té y contemplar los minutos, incluso horas en alguna ocasión el ajetreo escondido a espaldas de la ciudad. Las palomas revolotean de tejado en tejado y juegan entre tendederos repletos de ropa agitándose al viento. Las estaciones se suceden en las ramas de los árboles del pequeño jardín de uno de los edificios y los años en mis canas. Parece que está dormido, pero nada más lejos de la realidad. Si no están arreglando las tejas de alguno de los tejados, están reparando la antena o limpiando alguna terraza o cambiando alguna ventana vieja de madera por modernas de aluminio. Siempre hay como un continuo movimiento, incluso cuando las estrellas comienzan a verse en el cielo. Alguien fumando un cigarrillo, otro recogiendo la ropa aireada y seca para colocar otra recién salida de la lavadora u otro simplemente observando las luces que se iluminan detrás de cada ventana. Hay muchas y de las más variadas, grandes, pequeñas, alargadas, con cortinas, sin ellas con la persiana hasta abajo o hasta arriba o también a medias. En las noches de verano, cuando el calor aprieta incluso en esas horas nocturnas es impresionante el silencio que no llega, siempre hay un ladrido, una tos, un grito o unas carcajadas en el ambiente flotando. En cambio, es en esas noches de tormenta cuando el patio parece amplificar los sonidos del trueno tras la luz eléctrica y la lluvia golpeando en el cristal como un segundero que no cesa en su marcha.
Sí, mi patio. Nunca imaginé que iba a ser parte de mi vida y yo de la suya. Gente anónima cuyo rostro no conoces pero te atreves a juzgar sus gustos: menudas cortinas horteras que ha colocado, siempre viendo los programas de cotilleo en la tele, anda que vaya ropa tan fea tiende, pues se pasa el día a oscuras sin subir la persiana y un larguísimo etcétera que podría continuar. Son vecinos de patio que sin embargo si te los cruzas por la calle no sabrías reconocerlos o incluso te hablas con ellos en la frutería o en la panadería, “Bonito día, ¿verdad?” También hay quien pensará de mi que soy una cotilla amargada que paso la vida frente al patio, y en cierta forma tienen razón. Desde que vivo aquí el patio me ha capturado, siento un magnetismo hacía él que cada día me cuesta más separar la mirada del recinto.
Mi patio, sí, éste por el que vuela la vida transportando cada instante locura, amor, desamor, cordura y todos los sentimientos posibles y por imaginar.
Simplemente es el patio de mi casa.
Gracias a los que habeis dedicado un rato en dejarme unas palabras.
Quizás sea una escena costumbrista, sí, sin nada extraordinario que rompa la rutina; pero eso mismo quería expresar cuando lo escribí inspirándome en el patio de mi oficina, tan lleno de vida escondida a los ojos de la calle.
Saludos
Ya veo que el patio de su casa no es particular y que cuando llueve se moja como los demás. Se echa en falta algo que rompa con esa rutina de ruidos y silencios. Suerte
La vida entera resumida en torno a un patio de vecinos. Una escena costumbrista que podría estar sacada de una novela más amplia, pero tampoco parece un relato «sensu stricto». Me ha gustado. Bien.
Suerte en el certamen
Hola, Inda.
Bonita descripción, cuidada, mimada, aunque aún le queda algún pequeño fallo, alguna construcción complicada.
Y ahora, ¿nos haces un relato ambientado en tu patio? Seguro que sería un placer leerte.
Un saludo.