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178- La última partida. Por Majica

No recuerdo en qué pantalla me encuentro, ni cuántas vidas me quedan, tampoco sé como llegué a este punto del juego… Sólo sé que mi héroe vaga sobre una meseta muy alta, esbelta, pero muy estrecha; la breve superficie que le está permitido  recorrer es tan reducida que más de diez o doce pasos le harían  caer sin remisión al vacío, porque eso es lo que hay alrededor, solo vacío. Delante y detrás: la nada; a  ambos lados dos mesetas más bajas, demasiado alejadas de la primera como para arriesgarse a saltar. Y por encima de su cabeza, unas veloces y amenazadoras rocas envueltas en fuego, cual cometas surcando el espacio, caen aquí y allá provocando al contacto con la tierra firme, una inmensa explosión…

¿Cuál es el truco? Debe haber una salida… ¿Cuál? ¿Dónde?…

Muevo mi personaje una y otra vez, de uno a otro lado, por ese poco espacio de tierra firme que lo circunda; esquiva los cometas en llamas y da pequeños pasitos rápidos y desesperados, en busca de lo que sería un escape, un paso adelante en el juego…. De vez en cuando se detiene, o más bien lo detengo, y parece volver su vista hacia el lugar desde donde yo lo manejo.  Me mira con sus enormes ojos como suplicando ayuda. Esta situación se torna eterna, desesperante; la solución parece imposible de hallar sin jugarse alguna de las vidas que aún conserva, y quizás esa sea ya la última…

¿Qué hacer?

¿Arriesgar mi personaje intentando que salte hacia la derecha? ¿Hacerlo hacia la izquierda? Una prueba supone un reto con difícil pronóstico. Las dudas y el miedo me tienen atrapado, lo mismo que atrapan al héroe de dentro de la pantalla.

Ante mi enorme sentimiento de impotencia y, lo más importante, mi falta de seguridad en mí misma para tomar una decisión acertada o tratar de alguna forma de controlar la situación, doy por fin un paso adelante  y con un movimiento decidido apago la máquina.

De repente me doy cuenta de que todo había sido un sueño, o más bien una pesadilla. Son las dos y media  de la mañana. Buena hora para darle vueltas a la cabeza y tratar de pensar en profundidad. Busco la simbología del sueño, su relación  con la realidad; sin tener que indagar mucho, la encuentro. Llevo ya dos días con la máquina apagada. Mi personaje ha llegado a un punto muerto y yo no sé cómo ayudarle. La meseta es el problema,  el vacío es la duda, pero la salida ¿dónde esta? Tengo la opción de elegir entre derecha o izquierda;  ambos movimientos pueden salir bien o por el contrario resultar en un desastre. Apagando la maquina escondo el problema, no lo veo aunque, por mi forma de ser, lo siga sufriendo en mi interior. Me doy cuenta de que estoy fallándole a mi héroe; mi conciencia esta intranquila… Empujada por mis remordimientos, enciendo otra vez el absorbente  artilugio; ahora no en sueños, sino con plena consciencia,  y compruebo con horror que la situación, lejos de mejorar, ha incluso empeorado. El tiempo se acaba, hay que tomar una decisión ¡ya! Quiero demasiado a ese personaje que está a punto de desaparecer de mi juego. No me puedo cruzar de brazos y esperar a que el tiempo lo consuma o caiga al vacío,  si  antes no acaban con él su agonía o sus propias dudas.

Con todo el cuidado que me permiten mis temblorosos dedos, ya que sé que mi decisión puede costarme muy cara, y lo que es peor, costarle muy cara al protagonista del juego, levanto el cristal que separa ese mundo virtual de la realidad de mi vida y con sumo cuidado, y con toda la delicadeza que me permite mi nerviosismo,  tomo entre mis manos al hombrecito y lo acerco a tierra firme.

Ahora es mi voz, temblorosa en extremo por la desmesurada emoción del momento, la que se deja oír:

–Escucha, amigo, si alguna vez te sentiste preso, encadenado, oprimido, o falto de libertad en mi juego, ahora ya eres libre. Actúa como te dicte tu conciencia, toma tus propias decisiones, yerra si has de confundirte y acierta por ti mismo, y si algún día quieres volver a jugar dentro de mi juego, he puesto todo mi cuidado en que la máquina no sufra daños. Esta partida te estará esperando y la máquina  no dejará de funcionar: pero por ahora, y hasta que tú lo pidas, permanecerá  en “PAUSE”. Prometo no manejarte más si tú no lo demandas y me apartaré de este juego para que puedas decidir por ti mismo.

Con un inmenso suspiro y una lágrima resbalando por mi mejilla,  le dejé ir; y con otro inmenso suspiro, y sin volver la vista atrás,  él se marchó…

 

 

5 Comentarios a “178- La última partida. Por Majica”

  1. Siempreviva dice:

    Se me olvidaba decir que la interpretación de Lovecraft me parece muy aguda. Creo que ha dado en el clavo.

  2. Siempreviva dice:

    ¡Cómo puede hacernos perder la cabeza tanto mundo virtual! Me gusta la maraña que creas entre la realidad, el onirismo y el mundo virtual y lo que sugiere esta superposición de mundos. Te dejo estrella sobre la pantalla. Suerte

  3. rulfo dice:

    HOLA majica
    Tras el parón, estoy aprovechando para leer algunos más y éste antes me quedé con las ganas. Es difícil comentarlo porque das muy pocas pistas, Lovecraft se ha aventurado y puede que acierte. O puede que no. Tiene, intuyo, demasiado simbolismo como para sacar alguna conclusión clara. Pasa del sueño a la realidad, pero sigue sin decir de quien habla. Yo, personalmente, diría que el personaje está en la encrucijada en que estamos todos. Tiene todos los problemas que tenemos todos. No sé si por una educación infructuosa o por algún otro motivo. Sólo que, me da la impresión, que éste ya ha empezado a traumatizarse por no encontrar soluciones a sus preguntas. El texto está bien cuidado, la lingüística me refiero. Está bien lo de escribir con la teoría de Hemingway de ocultar dos tercios de lo que se quiere contar (como un iceberg), pero quizá alguna pista más no le vendría mal.
    Suerte Majica (¡qué bien suena!)

  4. Hóskar-wild is back dice:

    Mucho valor hay que tener para apagar un juego en una situación de máximo riesgo. Más aún para tomar la decisión de liberar al personaje (tal vez es una forma de liberarse a uno mismo) de su incierto destino. Es más que posible que alguien mueva los mandos de este juego loco que es la vida. Suerte.

  5. Lovecraft dice:

    Yo en tu relato veo una alegoría sobre la responsabilidad de los padres en la educación de los hijos y sobre el momento en que aquellos han de tomar la dura decisión de dejarles volar por sí mismos. Explicado de una forma muy original a través del recurso al videojuego. Me gustó el planteamiento.

    Suerte dentro y fuera de la pantalla

orden

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©Joaquin Zamora. Fotógrafo oficial de Canal Literatura

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