18- «Tamazulapan”. Por Dillamon
- 28 septiembre, 2012 -
- Finalistas del público, Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, longevidad, relato a concurso
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No fue una fiesta más, una de tantas. En aquella ocasión, la iniciativa del ágape surgió de la curiosidad por saber cómo era posible que Aniceto Trujano hubiese llegado a cumplir ciento cuarenta años de edad. El acontecimiento traspasó fronteras y continentes, pese a celebrarse en una pequeña y humilde aldea de la sierra norte de Oaxaca, ajena desde el principio de los tiempos a la modernidad y la opulencia. Hasta allí llegaron gentes de remotos lugares y distintas culturas, atraídas por el anhelado secreto de la inmortalidad que parecía haberse encarnado en la figura aún lozana y fresca del único descendiente vivo de aquel famoso arriero y caudillo mexicano.
Durante los días previos a la juerga, especularon con la posibilidad de que en los alrededores de la casita de Aniceto Trujano se escondiese el secreto de su longevidad y la vida eterna. Con desaforada impaciencia, algunos arrancaron las hortelanas del huerto para hacer bebedizos y otros se bañaron vestidos en un reguero cercano. Hubo hasta quien pasó la noche tumbado sobre el hediondo colchón de una porqueriza desvencijada y triste, con la esperanza de hallar en esa expiación el final de sus tribulaciones. Levantaron puestos ambulantes repletos de velas, virgencitas de Guadalupe y escapularios. La paz de Tamazulapan se alborotó con la escandalera de ciegos que creyeron ver, tullidos que imaginaron andar, preñadas que desearon parir, estériles a las que se les llenó el vientre y la vocinglería de brujos y chamanes danzando como posesos entre humaradas de incienso y efluvios de tequila. Un pandemónium que duró toda la noche, perturbando el sueño y la tranquilidad de ese anciano servil convertido, sin desearlo, en semidiós.
Al amanecer, adornaron las calles que conducían a la plaza con ramas de enebro y alfombraron los caminos adyacentes con pétalos de rosas y hojas de palma. Hasta allí condujeron en olor de multitud a Aniceto Trujano, que se dejó hacer, en una silla gestatoria traída expresamente de Ciudad de México para la ocasión y portada sobre los robustos hombros de cuatro hombres con coloridos sarapes. Las mujeres se engalanaron con hermosas tehuanas que lucían vivaces bajo el sol de la primavera recién parida. Una caterva de hijos, nietos, biznietos y tataranietos se reunieron en la plaza del pueblo junto a los cientos de forasteros que escondían su impaciencia tras los melódicos sones de un grupo de mariachis llegados de Jalisco. Hasta el mismísimo Presidente dela Repúblicaquiso solemnizar el acto con su presencia. Ajeno a todo y a todos, como envuelto en un halo de divinidad tosca, Aniceto Trujano contemplaba el espectáculo indiferente, con la cabeza erguida, los ojos cerrados y la boca entreabierta, dejándose acariciar por los cálidos rayos de sol de esa mañana festiva.
El discurso del presidente terminó entre aplausos. Bajó ceremoniosamente del estrado y con prestancia se dirigió hasta la silla gestatoria que ocupaba el homenajeado. Se colocó frente a él y elevando la voz sobre el silencio y la curiosidad de los allí presentes, inquirió a Aniceto Trujano sobre el secreto de su longevidad. El anciano abrió los ojos y respondió con rotundidad:
– Paciencia, no más, y me la están agotando con tanta superchería, bulla y macana, así que no me sean pendejos, que ya me han chingado bastante. Váyanse todos por donde han venido.
Voto por este relato.
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Mucha suerte
Voto por este relato
Muy bien escrito,una delicia de lectura con un final que nos baja al suelo de la sensatez.
Suerte 🙂
Lo que parecía realismo mágico, acaba siendo realismo cotidiano. Muy bien escrita tu historia,lo cuentas de una forma que lo haces creíble. Me gusta, sí, me ha gustado. Aunque vas de estrellas bien servido, te regalaré algunas más.
Como bien muestras en tu relato , tendemos a exagerar e intentar sacar siempre algún beneficio material de todo , liando y entretejiendo una maraña de fantasías e ilusiones en el engaño , en algo de los más natural y sencillo.
Muy bueno , me ha gustado.
Me parece una historia muy bien narrada, con mucha visibilidad en cuanto al ambiente. Muy bien reflejados crédulos y fanáticos . Tiene un excelente toque de humor y un buen punto de reflexión al final. ¡suerte!
Fenomenal
Muy bueno!!!!!
La sabiduría que da llegar a viejos.
Suerte, un abrazo.
SABIO FINAL
Dillamon:
Un relato bien escrito.
Corto, pero no necesita más.
Muy buenas descripciones y un final jocoso.
Un abrazo.
Me sumo al comentario de Dies Irae. Consigues que nos sumemos a la peregrinación de colores, luces y sonidos de mariachis. La exuberancia se extiende lo necesario. Más palabras para un cuento que es más bien un microrrelato con moraleja no tendrían más sentido. Enhorabuena. Por ahora creo que es mi preferido.
Hola, Dillamon.
Tu relato me parece excelente. Breve y conciso, no te extiendes más que en arropar la anécdota con los colores, luces y sombras precisos para situarla en su lugar y su ambiente.
Felicidades y suerte.
Muy bien. Me sumo a la cuenta de lectora
Excelente «excena» extraída de alguna buena novela de realismo mágico. Al final resulta que no había nada de magia y sí mucho de de equilibrio y serenidad.
P.D.: pero, ¿cuantos años tenía por fín Aniceto?
Teniendo en cuenta que un Dillamon es un Digimon de nivel principiante que evoluciona, y evoluciona, y evoluciona, me da a mí que nuestro querido Dillamon sabe algo más de lo que dice sobre el secreto de Aniceto Trujano 😉
Gracias por vuestros comentarios y gracias también a Aniceto Trujano por conseguir arrancarnos una sonrisa, la verdadera pócima para una larga y feliz vida. Suerte a todos los participantes.
Trato de imaginarme a don Aniceto rodeado de politinútiles interrogándolo acerca de cómo conseguir la vida eterna. Todo es poco con tal de perpetuarse en las poltronas que les dan derecho a pensar que ésto es su cortijo. Como dice el buen Aniceto, no me sean pendejos y déjennos en paz de tanta superchería. Mucha suerte.
Estupenda historia y brillante descripción del ambiente de peregrinación. Es divertida y agradable, sobre todo me gusta la contestación de Aniceto Trujano a tanto alboroto.
Te deseo suerte en el certámen.
Jajajaja.El desenlace es como una golosina para el lector.
1+1+1+1+1=5 estrellas