Add Me!Cerrar menu de navegación

Página destinada al 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, relatos, ganadores, entrevistas, noticias, finalistas, crónicas, literatura,premios.

Add Me!Abrir menú de categorías

208- El niño que no quería morir. Por El Perucho

11 pm de la noche, lunes agotado luego del trabajo en la oficina, los bebes durmiendo, todo pareciera tranquilo pero ahí está otra vez, apareciendo de la nada, como un sacudón violento en un temblor, es tan fuerte que no hay forma que lo puedes ignorar, llamando toda tu atención y te asusta al principio aunque después ya va pasando.

Lalo cierra los ojos y en décimas de segundo están los dos juntos. Lalo y su otro yo, para ser más exactos, con 30 años menos, vuelve a ser aquel flacucho tímido, con la sonrisa escondida y el miedo al qué dirán.

De pronto la mente de padre responsable se transforma, las travesuras le acechan, al igual que la despreocupación y el relajo se apoderan de su cuerpo.

-“No hay nadie, no?” le pregunta el niño.

-“No!” le responde Lalo.

El alivio los acompaña y la tertulia se da, ambos sonrientes, pendencieros, como los adolescentes de la esquina. Y en menos de tres segundos, comienzan a planificar imaginariamente lo que harán el fin de semana próximo: ¿Quién será la víctima?, ¿A qué flaca le toca? O ¿Alcanzara la plata para el trago?.

¡¿Cómo?! ni si quiera terminan de repasar lo sucedido el sábado en la noche y ya están de nuevo con “lo mismo”.

Un lloriqueo de bebe los interrumpe seguido de un amoroso “shhhh…mi bebe”. Es su esposa que está haciendo dormir al engreído de la casa que se despertó sollozando.

-“Hey, tas”, le dice Lalo, y el niño que no quiere morir regresa luego de haber corrido presuroso, espantado, como si hubiese recibido un regaño o un castigo. Se había escondido, pero no se fue, como esperando y mirando de refilón, para de nuevo hacer sus travesuras.

Sigue ahí parado, esperando a que se calme todo para endiablar por enésima vez a Lalo.

Sigilosamente se acerca para retomar la conversación e interrumpir el cuadro de Excel que estaba haciendo en la computadora.

Lalo se vuelve a distraer, deja el teclado a un lado y piensa. Y es que por más que su esposa lo critique, que su madre lo haya desheredado, que sus amigos no le entiendan…Él, ya decidió!. Esa es su forma de ser y punto!. No será el primer ni el último hombre…eso es precisamente…es tan solo un hombre normal, ni santo, ni raro, ni pendejo, ni sacolargo…como tú o como cualquiera en cualquier parte del mundo. No tenía que hacer, mucho menos pensar como El Padre y Jefe de la casa. Si los pensamientos de los hombres fueran transparentes pues simplemente no se verían tratando de aparentar que tienen una sola mujer, y ellas entenderían que eso es utópico!

Para Lalo ser niño es ser puro y transparente. Se es feliz, se es natural, tal cual, sin miedos al qué dirán, se actúa de forma inocente y sin querer molestar a nadie. Es cierto que mañana Lalo se pondrá la cara y ropa del Jefe de Logística pero a ti niño, ¡Por favor!… como te va a dejar, “Imposible!” y todo vuelve a la normalidad.

Lalo piensa detenidamente, y si pues, lo asume con dignidad y sin reparos: “Soy un niño, que le voy a hacer!”.

Solo que a veces se preguntaba si lo que hacía estaba mal? Porqué la gente no puede jugar o tomarse las cosas con calma? Por qué todos tienen que estar serios? Por qué en la oficina todos están al acecho de un error para acusarte con el Ingeniero?

O de repente era Lalo el que estaba mal y debería portarse de otra forma…engañando a la gente con una mirada respetuosa y amigable cuando en el fondo está mirando su peinado o la ropa que lleva para joderlo.

Este era el punto que daba pie a la misma discusión de siempre, y es que no era la primera vez en la que Lalo se preguntaba así mismo si estaba bien la vida que estaba llevando.

Si acaso no era conveniente quitarse la máscara para ser lo que en verdad quería hacer. Todo, absolutamente todo, lo que él quería, sin tener vergüenzas, miedos, roches y tantas cosas. Y es que después de pasar los 30 años, la sociedad no te perdona nada, tienes que ser un adulto responsable o si no te acusan que: “Eres un inmaduro”, ”No seas niño!” o “Así no llegaras a ningún lado”.

Pero para él era necesario, casi imperativo, tenía que desconectarse si quiera unos momentos de esta vida, mandar al diablo las presiones y responsabilidades familiares, especialmente estas últimas.

Entonces Lalo comienza a alucinar, el solo quería divertirse, tener una vida distinta, volver a ser el de antes. Era como tirarse en una toalla playera, en pleno verano, para descansar. Lo que en la vida real equivalía a dejar el departamento, a su esposa e hijo, no darle su sueldo para los gastos de la casa e irse a Mancora o a Punta Sal a juerguearse.

Ahora se había convertido en Jefe de una familia y solo trabaja para esta y ya no para él, como era antes y como debió ser siempre.

Pero no es tan fácil tomar una decisión así, lo imagina, lo piensa, no estaba seguro si se trata de responsabilidad o de cobardía…no sabía si estaba haciendo bien por “el qué dirán” o porque realmente lo quiere y lo siente así.

Lalo se desconecta, físicamente estaba frente a su computadora pero imaginariamente volando.

De pronto vibra silenciosamente el celular, aterriza nuevamente de su viaje paradisiaco, felizmente no causo alboroto alguno pues todos siguen durmiendo, se trata de un mensaje de texto, ¿Quién podría ser?

Ese número se le hacía conocido a Lalo. De pronto se dibuja una sonrisa en su rostro y de nuevo aparece el niño.

-“Es ella, no?” le dice el niño, ni bien termina de imaginarse mil cosas en la cabeza, y lee:

“Crees q te dejaría tan fácil, porfis llámame, necesito verte, ¿Me entiendes, no? ;)”.

-“Vistes…vistes…vistes (de nuevo esa voz) lo sabía, lo sabía…tienes que ir a verla, no seas maricón!“ le decía el Niño.

Lalo tratando de mostrarse lo más ecuánime posible no decía nada, pero era inevitable, era muy sabido lo que iba a hacer.

Responde con otro mensaje en clave, breve y conciso pero efectivo: “Mañana, en el lugar de siempre, a la hora de siempre y con la excusa de siempre.

Al día siguiente, efectivamente, Lalo estaba ahí parado, mientras esperaba pensaba pues ya era muy sabido cómo iba acabar esto, unas cervezas, una provocativa conversación y, al final, de nuevo, ambos terminarían en la cama. Más tarde los reproches internos, ”Que no la amo!…Pero si me gusta…pero…y mil peros más”.

Comienza a dudar si era buena idea quedarse, o mejor se iba a su casa a jugar y llenar de besos al engreído de la casa y de pronto:

-“Hola Lalo…me extrañaste?” escucha esa voz ronquita que le habla al celular para alucinar las travesuras sexuales más espectaculares. Todo lo imaginado se vuelve realidad, siente algo duro en su pantalón y ya no se acordaba de lo que estaba recriminando hace menos de 2 minutos.

La saluda con un beso que se extendió por toda la mejilla, todas sus dudas se derrumbaron al sentir su perfume acompañada de esa mirada cómplice y jean apretadito que era capaz de hacerle gastar todo el dinero que cargaba encima pues la excitación era más fuerte que la razón.

De pronto el celular de Lalo comienza a vibrar, siempre en silencioso, era su esposa, no lo había visto pero estaba seguro de ello, lo confirma solapadamente, como quien mirando la hora hasta que Shirley se acerca a mirarlo intensamente, como antes, se acerca más, le muerde la oreja con sus dientes. Lo que provocaba los deseos más íntimos de Lalo, no podría seguir esperando.

Caminan juntitos pero Lalo siempre con su mochila en mano para evitar a toda costa una “agarradita de manos” en público, como advirtiendo cualquier posibilidad de emboscada accidental por parte de algún conocido.

Ella agacha su cabeza desilusionada pero ya acostumbrada por ese acto egoísta y cuando llegan a la esquina, él la jala para desviar el camino, como siempre!.

Ya no era el local donde venden cervezas al polo sino ese edificio escondido que ambos conocen a la perfección. Entran con la cabeza gacha y la mirada cómplice, él separa un cuarto por 4 horas y entran.

Ni muy bien termina de poner el seguro a la puerta apaga la luz y se avalancha sobre ella, de pronto la siente fría, completamente desconocida: ”¿Estas llorando?” le dice sorprendido.

Se detiene a verla y ve un par de lágrimas que la caían una por una, como hila de hormigas. La sonrisa promiscua de Shirley se transforma en una mirada de adolescente confundida.

-“Lalo, acaso solo me quieres para esto…dime por favor que no es verdad, me han contado que te han visto cargando a un bebe y con una mujer de la mano…por favor dime que es mentira”

Lalo abre los ojos como nunca lo había hecho, siente hinconzitos en todo su cuerpo y antes de decir algo escucha esa voz que siempre llegaba a tiempo para salvarlo; era El Niño.

-“Espérate, tranquilo, no digas ni hagas nada…digas lo que digas, que no sea la verdad sino vas a fregarla”

De nuevo el vibrador del celular y el movimiento brusco hace que este caiga en la cama, en el medio de los dos.

Lalo se quedó paralizado y Shirley toma el celular: “Es ella no?…era cierto no?”

Shirley se indigna. Lalo se siente confundido, de pronto estaba evidenciado, como que ya no sabía que decir.

Miles de cosas pasan por su cabeza, podría decir que ya se separó de la madre de su hijo, que no había planificado tener un bebe pero que estaba solo y sin compromiso o que se enteró después y tuvo que hacerse responsable para que no le señalaran como mal padre o cualquiera de esas cosas.

La confusión y llanto de ella le dan fuerzas para armar otros de sus desenfadados cuentos:

-“Lo nuestro no puede acabar, nada ni nadie lo terminara”.

Se abrazan, ella con la mente y el corazón, él con el miedo a que no siga sonando el bendito celular. -“Te he dicho que eres mi mujer…que solo tú lo serás…acaso no me sientes?”. Se aman el uno al otro, con mucha más intensidad como para quitarse el mal momento de encima pero el tiempo era corto para tanto deseo entre ambos.

Pasan instantes intensos y luego quedan agotados hasta que son despertados por el empleado del hostal para avisarles que ya se habían pasado de la hora.

Ella le dice que se quedara para pasar la noche pero Lalo le dice que tenía mucho trabajo pendiente, sabía que no podía llegar pasada las once de la noche a su casa porque si no iba a tener problemas.

Le acaricia el cabello, le da un beso tierno y le dice que descanse, se cambia y sale sigilosamente.

Camino a su casa, se vuelve a sentir sucio y se promete así mismo que nunca más caería en la tentación.

Su esposa lo recibe, mirada seria, ya no hay gritos ni amenazas: “Mañana hablamos, el bebe está durmiendo y no quiero despertarlo”.

Lalo se echa a dormir en el sillón de la sala, el lugar que lo espera cada vez que es culpado, se sienta, piensa en todo lo ocurrido, como que quisiera que se lo tragase la tierra. No se siente bien como persona pero como hombre si, o por lo menos debiera.

Nada ha cambiado, todo sigue igual, nadie lo vio ni lo acusara, solo lo sabe él y su consciencia…ah claro, y el Niño, ese que siempre estará y que vive en todos los hombres porque hay que recordar que todos tenemos un niño, “ese que llevamos adentro” y que nunca morirá.

 

4 Comentarios a “208- El niño que no quería morir. Por El Perucho”

  1. El Perucho dice:

    Hola Hóskar-wild, muchas gracias por tus comentarios. El personaje del niño en este caso intenta asemejarse a conceptos como inmadurez, rebeldía, pureza, irresponsabilidad, entre otros que los adultos extirpamos dejando de lado aspectos tan innatos de una de la etapas más hermosas del ser humano. En este caso, se trata de una infidelidad pero es válida para otras situaciones en la que vendría bien «ser niños otra vez». De nuevo gracias!

  2. El Perucho dice:

    Hola Lovecraft, muchas gracias por tus comentarios y sugerencias, siempre son interesantes cuando están respaldadas por argumentos y estricta severidad.

  3. Hóskar-wild is back dice:

    ¡Qué inmoralidad! Pero bueno ¿a dónde vamos a llegar? Haciendo un trío con Shirley y con el niño que lleva dentro. Ese niño ha salido un poco picarón. Suerte.

  4. Lovecraft dice:

    La presencia de ese «niño» que actúa a ratos como una especie de Pepito Grillo del protagonista es el punto más original de este relato sobre el tema ya demasiado manido de las infidelidades conyugales.

    Algunas sugerencias y correcciones:

    Revisa la puntuación.

    Padre y jefe deben ir en minúsculas.

    Cuesto creer que un bebé pueda ser «engreído». Utiliza un adjetivo más apropiado a lo que quieres expresar.

    No abuses de los adverbios acabados en mente (hay 20 en todo el relato)

    En castellano, las frases interrogativas y exclamativas llevan signos de apertura y no solo de cierre.

    La segunda persona del singular del pretérito perfecto del verbo «ver» es viste, no «vistes»

    Suerte en el certamen

orden

Categorías

©Joaquin Zamora. Fotógrafo oficial de Canal Literatura

Comentarios recientes

RSS Portal Canal Literatura

Leer bien las bases

9 Certamen de Narrativa Breve 2012

Escribir en el portal general.

Colabora

Datos para la Entrega de Premios.