27-Las tardes de lluvia parecen todas iguales. Por Ulises
Aquella tarde la lluvia era una catarata que recorría las veredas y se adueñaba de las calles.
Aquella tarde la lluvia era una catarata que recorría las veredas y se adueñaba de las calles.
A veces todo se termina o acaba en el momento que damos cuenta que no tiene sentido, ni lugar, ni tiempo.
No mide más de uno cincuenta, de formas tan redondeadas que podría resultar atrayente como cojín. Sus manos, gastadas, muestran la rigidez propia de los engranajes oxidados.
El trabajo de Spoon era simple: cuando un bicho sin alas, generalmente una ardilla o un topo, pusiese los pies sobre el césped, él tenía que echarlo de allí.
Me gusta vestirme de cuero. Me siento bien, y me sienta bien. Me encuentro cómoda, atractiva, y por qué no decirlo; me excita.
Virginia levantó la sábana tapándose hasta casi la nariz y se puso una de las almohadas que la rodeaban encima de la frente. Sólo sus redondos ojos negros quedaron al descubierto.