Nº19- Emboscada. Por Duna

                «Nadie es más esclavo que el
que se tiene por libre sin serlo. »
Goethe.

—Pude haberte dado muchas razones, por ejemplo: que pretendía que una mujer de la alta sociedad percibiera cómo nos sentimos de apresados quienes pertenecemos a la clase media o baja. Sí, apresados por un sistema comandado por unos pocos —hizo una pausa, mientras acariciaba con ambas manos el trapo que envolvía la cabeza de ella—; pude haber alegado mil motivos que aparentaran ser nobles y hasta filosofar al respecto. Lo pensé, pues de esa forma hubieras tenido una mejor opinión sobre mí, mas no lo hice. Quisiera que nuestros encuentros continuaran, pero por hechos que no voy a revelarte, debemos separarnos. Te daré una dirección para que me escribas, si lo deseas, claro —dijo con calma, realizando un gran esfuerzo para contener sus emociones.

—Como cada día saldré de este cuarto y no pienso admitir que hoy finaliza nuestra relación. Mañana, a la misma hora, vendré a tu encuentro. Si no llegas, será difícil que te escriba —ella pronunció estas palabras, con voz temblorosa, y acercó su cara a la del hombre para darle un beso a través de los paños que cubrían ambas cabezas.

***

 

Amigo:

Me juré a mí misma que no te escribiría. Ser abandonada sin que me dieras un solo motivo me hizo sufrir y quebró mi espíritu. Pero una vez más cedo ante tus demandas. Aquí estoy, dibujando símbolos sobre papel para intentar encontrarte. Al día siguiente de tu despedida fui al lugar de siempre y lloré por estar sola. Como una tonta volví a colocar la tela tapándome de la nada, pues no retornaste.

Hace casi un mes que aparece en mis sueños el cuarto de la pensión. Al llegar antes que tú, me daba tiempo de observar aquel ambiente y grababa en mi cerebro cada rincón, cada detalle. Los colores de sus paredes, que tan impregnados están en mis retinas, se transforman en un cielo abierto, despejado y el viento acaricia mi cara y juguetea con mi cabello, pero cuando te miro estás con tu paño húmedo sobre el rostro. Intento quitártelo y al hacerlo no hay nada. Me despierto con el pecho oprimido y sentándome en la cama trato de calmarme. Mas la zozobra me tiene en sus manos.

 Necesito saber de ti. Espero tu respuesta, con ansiedad.

Sempiterna.

 

Sempiterna:

Me alegró recibir tu carta. Pensé que desearías librarte de mí de una vez por todas, después de nuestra despedida; pero veo que tienes sentimientos tiernos por mi persona. Estoy bien. No te  preocupes.  

Aparta los malos sueños. Sólo lograrás lastimarte.

Tal vez el destino un día nos cruce. Si no es así, quiero que sepas que conocerte es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Amigo.

Amigo:

Jamás has observado mi cara ni yo la tuya, tampoco sabemos nuestros verdaderos nombres. Lo único que nos mantiene en contacto es una casilla postal a donde enviar nuestras misivas. Yo no albergo esperanzas de que nos una el destino.

Lo nuestro tuvo un pésimo comienzo, pero tal vez, por las extrañas circunstancias en que nos conocimos, nos enamoramos con una pasión que cualquier mortal envidiaría. Creo adivinar, aunque no me lo dijeras, que son esas mismas razones las que nos han alejado y nos llevan al fracaso.

Lamento no haber visto tu faz, tus manos, tu cuerpo… Lo lamentaré el resto de mi existencia. Creo que debimos atrevernos.

En la ausencia de tu mirada se funden mis sueños. Si sólo pudiera ponerte un rostro…

Sempiterna.

 

Sempiterna:

Tus palabras me hacen saber que no sólo recuerdas el cuarto de la pensión que nos sirvió de refugio; también recuerdas mi entrega total, mis caricias, el tono de mi voz, mi aroma, mi sexo… Prometo ser eternamente tuyo.

Aunque esté con otra, será a ti a quien bese.

Amigo.

Amigo:

Tu última carta esparce el perfume de la despedida. Creo que tienes una pareja. Yo deberé aprender a olvidar. Comprende que me será difícil; sufrí mucho, sufrí hasta que decidiste abrirte a mí.

Te pediré algo: no hables de besos. Nunca nos dimos uno. Poníamos nuestras bocas sobre una tela, nada más. Un beso tiene roce de lenguas; un beso requiere de húmedos labios palpando otros; un beso se puede catar. Ha sido un insulto para mis sentidos la ausencia de tu sabor. El único sabor que percibí fue el de mis propias lágrimas; su humedad, y la humedad del paño, no sustituye a la que tú podrías haberme brindado.

Disculpa mi reproche. Sé que te debo la vida. Fuiste mi verdugo y mi libertador.

Sempiterna.

 

Sempiterna:

Jamás me perdonarás la forma en que nos conocimos. Eso lo tuve y lo tengo claro. Erré con crueldad. Ningún dinero debió empujarme a realizar un secuestro. Pero nunca consideré la opción de matarte, por eso mi rostro y el tuyo estaban cubiertos. Así no nos podríamos reconocer. Tomé doble medida de precaución: si te sacabas tu paño, yo tendría el mío y eso nos ponía a salvo a ambos. Cuando recibí órdenes de terminar con tu vida —esto no es una excusa para mi mala acción— sabes que arriesgué la mía para liberarte. Mas no quise perder el contacto contigo; ya te amaba. Por ello me puse en tus manos dejándote aquella nota en el bolsillo de la chaqueta, con las señas de la pensión. Podías haberme tendido una emboscada, podías haber acabado con mi vida de mil formas, mas no fue así y nuestro amor se hizo más fuerte.

Tuyo por siempre:

Amigo.

 

Amigo:

Sé que tus labios son carnosos, que tu nariz es roma y tus ojos de buen tamaño. Sé que tu cuerpo es bello y que trabajas tus músculos. Sé que eres un hombre hermoso. El sentido del tacto es exquisito y revelador.

He tenido tiempo para reflexionar, para pensar con calma en lo sucedido. Puedo escuchar mis pasos pisando el pavimento camino a mi hogar. Parece que siento la tela asfixiante que pusieron en mi cara y ataron a mi cuello. Noto la soga apretando mis muñecas y mis tobillos. Percibo cómo fui arrojada en el asiento trasero de un coche. Éste arrancó y no oí ni una palabra que calmara mis desesperados pedidos de conmiseración. Después me cargó un hombre y me arrojó al suelo de una sala. Permanecí así muchas horas, demasiadas, tantas como para no poder contener mis esfínteres. Por fin una puerta se abrió y tu voz intentaba darme calma. Fuiste bueno, delicado. Me bañaste, te ocupaste de mí. Pasaron días, no sé cuántos, hasta que te pude convencer de que me soltaras. Cuando mis manos y mis pies estuvieron libres la relación se tornó profunda. Nuestras conversaciones, mi dependencia y tus cuidados nos unieron y nos enamoramos.

Posteriormente vino la etapa de la pensión. Ahí sí nos prodigamos uno a otro, como dos locos llenos de ardor. No me arrepiento de nada. Pero hay una pieza que no encaja; hay algo que no está claro o no es correcto en esta historia. Jamás oí a ninguna otra persona. El secuestro lo realizó un hombre solitario y sé que ese hombre eres tú. Tu aroma me invadió y sigue dentro de mí hasta el día de hoy.

He llegado a la conclusión de que no hubo nadie más. De que nadie te pidió que me mataras y de que tú  jamás estuviste en peligro.

Sincérate  conmigo; creo merecerlo y ya no puedo hacerte ningún daño.

Sempiterna.

 

Sempiterna:

Claro que mereces la verdad y te has acercado bastante. Mas existieron unas cartas. En ellas se me pidió que te secuestrara sin ver tu rostro y sin que tú vieras el mío. Me dio o me dieron, no sé si se trata de una o varias personas, el lugar, la hora y la ropa exacta que llevarías. Hice paso a paso lo que me indicaron. Hasta pronuncié, una a una, las frases que pusieron por escrito. Era como un libreto. Me dejaron una buena suma de dinero, en una casilla postal, y me prometieron la misma cantidad después de tu liberación. Cumplieron con ello. También te confesaré que la nota que deslicé en tu bolsillo fue dictada por esa persona o personas. Planearon los encuentros en la pensión, al igual que el hecho de los paños en nuestros rostros e incluso mencionaron que tenía que tomar precauciones para que nadie nos viera con las cabezas cubiertas. Por eso tú debías llegar antes y taparte una vez que estuvieras dentro del cuarto. Así no lograría verte ni cruzarme contigo y no llamarías la atención de nadie. Yo, media hora más tarde, aguardaba en aquel pasillo hasta que estuviera libre de ojos que pudieran preguntarse por qué me encapuchaba. Pensaron en cada detalle.

Cuando más enamorado estaba, cuando mi desesperación por ver tu cara se tornó asfixiante, recibí otra misiva y dinero. Se me ordenó terminar con nuestra forma de relacionarnos y continuar haciéndolo de manera epistolar. Ahí sí me amenazaron con la cárcel y con contarte todo si no cumplía con sus mandatos. El miedo hizo que me separara de ti. El miedo a la cárcel y el miedo al concepto que te formarías de mí. Sin embargo ahora te aclaro hasta el último detalle. Estoy diciendo basta a los secretos entre ambos.

Puedes creerme o no, pero te amo con verdadera pasión.

Amigo.

 

Amigo:

Ahora las confesiones vendrán de mi parte.

Debiste haberme contado la historia que mencionaste el día que nos despedimos. Debiste haberme dicho que me encerrabas, con la cara envuelta en un trapo, para que sintiera la angustia que significa verse preso del poder y tener que transigir con él para seguir viviendo. Mi experiencia hubiera sido aún más gratificante. Pero no me quejo, pasé por situaciones que ambicionaba.

Tú te enamoraste de una mujer sin rostro. Tú actuaste como escoria a cambio de obtener ganancias. Tú caíste en mi trampa.

Yo planeé todo. Yo te dejé las cartas y el dinero. Yo tenía una fantasía, la cumplí y fue satisfactoria. Aunque el guion estaba escrito por mí, tú lo interpretaste de forma magistral y eres un gran amante. Te introdujiste de tal manera en el personaje que terminaste enamorado.

Creí que en algún momento te sacarías ese paño que te dejé junto al mío en la casilla de correo. No fue así. Te mantuviste fiel a las exigencias de quien te contrató. Eso significa que realmente eres prisionero de la paga, de quien manda, de quien blande el poder. A pesar del amor que dices sentir por mí, cuando te ordené abandonarme lo hiciste. Tu sumisión me llevó al éxtasis.

Ahora te digo que jamás vuelvas a escribirme. Encontrarás una pequeña fortuna junto a esta carta.

Un beso húmedo.

Sempiterna.

 

 

62 comentarios

  1. Me doy un nuevo paseo por tu historia. Vuelvo a releerla y ahora me gusta más que la primera vez que lo hice. Toda la suerte del mundo para lo que de verdad importa y muchas gracias por tu voto.

    • Gracias a ti Distinta por haberme dado tu tiempo y leer una vez más mi relato. Me agrada que te gustara más que la primera vez.
      Suerte en todo lo que emprendas y en lo esencial, la vida.

  2. Me gustó tu relato Duna, se advierte el trabajo que hay detrás. Coincido con otros compañeros en que su lectura engancha y anima a seguir leyendo. Suerte y saludos.

    • Muchas gracias Anagu por leerme y por tu comentario, que me impulsa para seguir escribiendo.
      Saludos y suerte para ti también.

  3. Debo de reconocer mi debilidad por las historias que van dando giros a cada párrafo y que obligan a quien lo lee a tener la mente despierta en espera de la siguiente sorpresa. Y también mi admiración por las apuestas arriegadas y los planes caprichosos (o tal vez los caprichos planificados) que una mujer puede llegar a urdir. Si todo va envuelto en forma de misivas, entonces la rendición es incondicional. Enhorabuena y mucha suerte.

  4. Tienes mi voto

  5. Hola, Duna,
    Estupendo «romance» epistolar. Una de las cosas que más valoro en un relato son las vueltas de tuerca, son como los saltos de agua en los ríos que nos causan un efecto hipnótico. Creo que tu historia tiene suficientes saltos para ser una obra más larga. Enhorabuena.

    • Me gusta que te detuvieras a leer mi relato. Pero disiento con tu opinión. Sempiterna cumplió con sus deseos y corta todo contacto con él. Ya no lo necesita. Es un final bien cerrado y concreto. Tampoco se trata de un romance, sólo es una emboscada pera cumplir un capricho y demostrar que el supuesto secuestrador es sólo un esclavo del poder.
      Pero cada lector da su punto de vista y el tuyo es tan valedero como el del resto de los lectores que han comprendido mi mensaje.
      Saber que te ha parecido hipnótico me alaga.
      Muchísimas gracias, Hypatia.

      • Me rectifico sobre la marcha en lo tocante al romance. No advertí que lo habías puesto entre comillas.
        Mil gracias otra vez, mi estimada Hypatia.

  6. Duna, admiro tu capacidad para construir historias con originalidad y un buen dominio del lenguaje.
    Pero ¿qué decir de tu historia? Te confieso que a mí me ha desasosegado. Me asusta creer -y me resisto a aceptar- que el deseo de realizar una fantasía o el miedo y la ambición arrastren a un ser humano (da igual que sea hombre o mujer)a jugar con el otro, a manejarlo como una marioneta de trapo.
    ¿Tan perverso es el poder? ¿No hay lugar para el amor con mayúsculas en esta historia? Me resisto, me resisto…
    Pero has construido un relato excelente. Enhorabuena y suerte.

    • Sigue resistiéndote Petrarca. Tal vez, sólo tal vez, si un día nos resistimos todos, el poder y la despiadada rueda del sistema pierdan su potencia.
      Muchísimas gracias por tu comentario.

  7. Me has hecho sentir lo punzante, lo cruel que puede ser el amor cuando no se tiene al otro en su totalidad. Me he acordado mucho de un cuadro en el que dos personas se besan con la cara tapada con un paño blanco. Ese cuadro siempre me impresionó mucho. Enhorabuena por las magníficas descripciones y tu prosa. Mucha suerte.

  8. Ay, Duna, me ha encantado tu relato, pero por qué, me pregunto, ha de ser la mujer siempre la pérfida frivolona, jejé… Ahora en serio, está perfectamente escrito, abierto con esa oportuna cita de Goethe, cerrado por ese final inesperado. O yo por lo menos no me lo esperaba: la víctima que en realidad es verdugo.

    Te deseo lo mejor en este concurso,

    Pacífica

    • El hacer que la víctima fuera el verdugo, se convirtió en una idea irresistible.
      Gracias por tu bello comentario, Pacífica.

  9. Interesante relato con estructura epistolar muy apropiada para dar ese toque de romanticismo y de atemporalidad que tiene la historia.

    Cualquier relato lleva trabajo, se le suponen dos o más redacciones, correcciones … Pero este es un relato de los que exigen trabajo, concentración y corrección continua hasta que quede ajustado y con coherencia lo que dice uno y lo que contesta el otro. Se nota el trabajo arduo y minucioso. Escritura impecable. Dibujo sicológico de Sempiterna (y del amigo) muy bueno. Enhorabuena y suerte.

    • Hola Gaia. Has cumplido haciendo un comentario más profundo.
      Mil gracias por darte cuenta del trabajo minucioso y del dibujo psicológico de mis personajes.

  10. Interesante relato. Suerte Duna.

  11. Hola Duna, tu relato es muy original y engancha al lector desde el principio. Tu estilo es también muy personal y está muy bien trabajado. Se ve que tienes bastante experiencia en el arte de la narración. Tengo incluso la intuición de que ya has ganado algún que otro certamen.
    Enhorabuena y suerte.

    • Es una alegría que catalogues mi estilo como personal y que me digas que realicé un buen trabajo. Muchas gracias, Ahuntsic.

  12. Recuerdo una obra teatral (¿La piel de nuestros dientes?) en la que ante la proximidad de una catástrofe nuclear un eminente científico alerta de que la única posibilidad de sobrevivir reside en taparse la cabeza con una bolsa de papel de estraza. Consejo tan inverosímil sólo es seguido por miss América. Y miss América y el científico son los únicos supervivientes. Inevitablemente se encuentran. Inevitablemente se enamoran. Y locos de amor, justo antes de que caiga el telón, deciden quitarse la capucha.
    Lo menciono porque esperaba un final parecido. Pero no fue así. Sólo al lector se le cae la venda de los ojos.
    Me gustó mucho, el ritmo narrativo y el dominio del lenguaje están a la altura de la trama.
    Enhorabuena.

    • No conozco la obra de teatro que menciona. Pero siempre habrá tiempo para verla.
      Su comentario me alegra y da vigor. Gracias, Benito P.

  13. Interesante reflexión sobre el poder contada de manera muy ingeniosa. Supongo que lo más difícil habrá sido ajustar todos los detalles, hacer que todas las piezas del secuestro y de las confidencias en las cartas encajen. Un buen trabajo.

    Enhorabuena, Duna

    • Las piezas fueron deslizándose con lentitud y armonía hasta llegar al final. Me alegra tu comentario. Muchas gracias,Enara.

  14. El argumento es una aplicada -y muy trabajada- puesta al día del síndrome de Estocolmo. Documentación para tales sucesos, con lo que pulula cada mañana por el telediario, no habrá faltado. Para mí lo más arriesgado del relato ha sido organizar el discurrir de tal argumento a base de varios correos entre secuestrada y secuestrador, con una relación de amor/dominación a lomos del mismo cartero. Un mecanismo complejo que se ha ajustado con mimo para no descolocar al lector.
    La redacción a pie de línea revela un autor o autora con muchas, muchisimas, horas de tecla.
    Un hallazgo curioso -¿o toque de romanticismo?- que varias veces se sustituya en el texto la conjunción adversativa «pero» por «mas», mucho menos usada en literatura contemporánea.

    • Me gusta que encontraras el mimo que he volcado en este cuento.
      En cuanto al mas en vez de pero, es una costumbre mía.
      Muchísimas gracias, Alex.

  15. Cigüeña hogareña

    No me suelen gustar mucho las historias de amor, pero he de decir que me ha gustado. Sobre todo porque el pobre secuestrador, que creía, al comienzo, darle una lección a una mujer de la clase alta, acaba quedando atrapado por el poder. Está muy esa visión del poder, que nunca podemos escapar de él aunque así lo pensemos. Realmente hace reflexionar sobre el laberinto de la vida; sobre nosotros como peones de reyes invisibles que tejen telarañas que nos atrapan y en las que nos manejan. Muy bueno.

  16. Oh, vaya! Un cuento epistolar muy bueno. Dentro de poco las cartas serán reliquias del pasado, así que es casi un relato histórico. Para mi gusto está muy bien escrito. Hay muchísimo nivel en el concurso, mucha variedad y cuando uno acaba de leer cuentos como este, el cúmulo de sentimientos se unen a los del cuento anteriormente leído, y animan a probar a leerlos todos.
    Enhorabuena y suerte.

  17. Yo siento disentir de todos vosotros, a mí este relato ni me parece interesante, ni bonito, ni original…etc. A mí me inquieta, me perturba, me seduce… Mmmmmmm!!!! Duna,Duna, Duna. Seguro que eres mujer, llena de sensualidad y misterio. ufffff!!!! ¿Podríamos vernos y comprobar como son de húmedos esos labios y esos besos?

    Fascinante

    (A usted no habrá hombre que se le resista)

    FELICIDADES Y SUERTE

    • Mmmmmm… Don Pablos… no sé si podremos vernos, pero nos encontraremos en nuestros comentarios.
      Gracias por el suyo y su entusiasmo.

  18. ¡Hola, Duna! Bueno, como ya inicias tu relato con una frase, no voy a ser tan rebuscada para colocar aquí otra 😉
    Me ha gustado tu relato, y destaco la manera de engancharnos a base de pequeñas dosis de información.
    ¡Suerte!

  19. A mi también me encanta cómo¨¨driblas¨¨la expectación del lector con ese final. En todos sus ingredientes el relato es de lo más interesante Duna. Muchísima suerte!!

  20. Este relato tengo que leerlo con «reposo y repaso», creo que tiene más de lo que yo le encontré en la primera lectura, que también es importante esa primera impresión en la que me pareció diferente y con encanto.

  21. Buena escritura, perfecta dosificación de la información, una estructura original en estos días, sorpresa final… Todos los mimbres para llevarte el mejor cesto. Felicidades, Duna.

  22. Excelente!!! Un relato original, muy bien contado y con un final sorprendente. Me gustó mucho!!

  23. La historia es extraña. la relación de los personajes roza lo inverosímil; pero Duna a conseguido que nos lo creamos todo y eso es muy difícil.Enhorabuena y espero que tengas mucha suerte.

    • ¡Por Dios, que los truenos y las centellas hagan justicia a esa h perdida! por mi parte, pido perdón a los compañeros y me pondré de cara a la pared.

    • Muchas gracias, Noniná.
      Es un placer leer tu comentario.

  24. Muy original.
    Bien pensado.

  25. Un relato que destaca por sus inquietantes vueltas de tuerca. Bien tramado, bien desarrollado, bien escrito, Duna. Felicitaciones por tu maestría para jugar con la mente del lector y dejarle anonadado con ese final maquiavélico.

  26. El Pérfido Samaritano

    Retorcida y rocambolesca iniciativa amorosa la de esta Sempiterna, oportunamente correspondida por un incauto secuestrador devenido en amante poco consecuente. Duna ha sabido dosificar bien la intriga del relato, consiguiendo mantener nuestra atención hasta ese desenlace inesperado, que nos deja un poco fuera de juego. Interesante.

  27. Muy bonito, con sabor de entonces, a través de cartas, como antaño.

    ¡Enhorabuena, Duna, y mucha suerte!

  28. Desconcertante cadena epistolar con síndrome de Estocomo rizando el rizo. Muy bien escrito y misterioso. Felicidades.

  29. Interesante. Engancha enseguida y te empuja a buscar el final de la historia con ese giro inesperado. Suerte

    • Me alegro que te parezca interesante. El enganche y la búsqueda del final es imprescindible para captar lectores. Me has hecho un gran elogio.
      Muchas gracias Agnódice.

  30. Está muy bien. Es original, y al ser en forma epistolar es más ligero. Te deseo éxito.

    • Muchas gracias Odiseo.
      Me alegro que te haya gustado. He trabajado en las dos voces aunándolas para crear un relato sin fisuras.

No se admiten más comentarios