Al páramo rayano a los efluvios de mi alma,
colmo con mis brumas de existencia,
de la inconsciencia que guarnece a los infantes,
encrespadas inanes y sombrías ausencias.
Senos de ávidas naturalezas que nutren el ser,
lujuriosas flores arraigadas en umbrías,
amargas cepas de pavura,
condenadas deambulan en eriales de desmaña.
Allá es donde mi ángel resplandece triunfante,
gloriándose de dignidad,
de todos los destierros porfiados,
desde el lecho donde sentenciadas mueren,
mis riñas de loca enamorada con el Mundo.
Porque amante descalza en ira,
entre los jirones orgullosos de su recelo,
absuelta la fe por herida,
besa su ceguera en consuelo,
de inexorables azares redimida.
Sedientos de tibieza, el corazón del Mundo y el mío,
pretendiendo suavidades,
se abrazan entre súplicas y espinas,
mudando los sollozos mientras giran,
en la nota eterna de las aves.
Lo dicho, tengo mucho que aprender en esto de la poesía.
Suerte, Colibrí 🙂
Lo siento colibrí, pero no alcanzo a comprender lo que con tan elegantes versos desea transmitir. Y debo confesar que no se si se trata de una incapacidad fruto de mi poco cultivado ingenio o, tal vez, de una mala elección del léxico en su composición, quizás demasiado rebuscado. Aun así, le deseo mucha suerte y que viva la poesía.
¿Son elegantes mis versos..? Muchísimas gracias. Intentando rebuscar en mi léxico y mi libertad temo no llegar con acierto a su ingenio o su incapacidad…
Espero de algún modo que alguien pueda explicarselo.Lamentablemente yo no puedo hacerlo;mi corazón lo explico en poemas. Brindo con usted por la poesía.
Bellos versos. Me ha gustado el grito final, aunque, más que de colibrí, me ha parecido el de un águila que vuela hacia su nido en la cumbre.
Gracias tía Julia. No está mal la simbología del águila no, pero me encanta la del colibrí. Eres muy amable.
Solo lo que tiene alas, conoce la dimensión exacta del mundo. Viva la poesía y su vuelo. Suerte.
Precioso comentario. Muchas gracias.