Mí nombre Armando Hernández y voy a contarles lo que hice cuando pense abandonar mi país hacia los Estados Unidos, convencido de que yo podía triunfar en todo lo que me propusiera sin pensar en que ya era una persona de sesenta años de edad.
Cuando definitivamente tome mí decisión de viajar a América con mi famila para tratar de mejorar mí vida, era profesor de Inglés en una ciudad de un país latinoamericano impartiendo clases en varios centros docentes de la ciudad donde vivía.
Un día al estar hablando con mi amigo Luis Fuentes y comunicarle me intención de viajar hacia otro país en busca de nuevas oportunidades para mejorar la situación económica de mi familia, preocupado me aconsejó:
-Date cuenta que en esta ciudad eres muy conocido, contando con muy buenas amistades y un título universitario que te permite vivir con cierta comodidad sin necesidad de pedirle nada a nadie.- ¿Qué vas a hacer hiendo a otro país a empezar a luchar donde no conoces a nadie y donde aún no tienes un lugar donde trabajar?
-Que importancia tiene eso sí lo que gano aquí no me alcanza para mis gastos y los de mí familia, lo importante cuando decides viajar es la voluntad que tengas para empezar de nuevo para labrar un mejor porvenir para mí y mis seres queridos.- Conteste, hablando después de otras cosas que sucedían, abandonando la conversación por tener que ir a impartir una clase dentro de unos minutos.
Como este consejo escuche varios más de muchas amistades que me aconsejaban más o menos lo mismo, tratando de que recapacitara y no abandonara el país.
Sin oír nada decidí partir junto a mi familia hacia el país que habia decidido emigrar, llegando allí una tarde soleada del mes de Julio del año dos mil ocho, lugar donde fui recibido por varias de mis amistades que me regalaron varios cientos de dólares para que pudiera alquilar un lugar donde vivir, y pudiera enfrenta los primeros gastos que conlleva empezar en un nuevo lugar.
Olvidando que tenía un título universitario y conociendo que el dinero que tenía iba a terminarse, empecé a trabajar donde pude encontrar mi primer trabajo a pesar de no haber nacido en ese país, que fue en un lugar vacacional donde tenía que convencer a los clientes a que compraran unas propiedades vacacionales, logrando en poco tiempo obtener una buena situación económica en el lugar en que trabajaba por las buenas ventas que realizaba.
Siempre pensando en que en cualquier páis que estuvieras lo más importante era obtener un buen crédito pagando siempre tus deudas a tiempo, y no quedando mal con nadie que confiara en uno, fue lo que hice.
Al año de estar viviendo en la ciudad de Miami ganando lo suficiente para vivir yo y los familiares que me habían acompañado, contando ya con muchas amistades entre ellas norteamericanos. Cumpliendo siempre con mis obligaciones ya tenía una situación sólida al tener varios cientos de dólares en mi poder y una tarjeta de crédito por valor de quince mil, de la cual podía disponer de siete mil quinientos en efectivo para cualquier inversión que deseara hacer.
Al contar con la amistad del dueño de un supermercado bastante grande llamado Patricio Cuesta, me encontraba hablando con él comunicándole la idea de tener mi propio negocio donde pudiera ganar buenas cantidades de dinero para tratar de mejorar mi situación económica, diciéndome éste al oír mis palabras:
Sí ese es el objetivo que te has trazado y quieres lograr alcanzarlo voy a cooperar contigo dándote un consejo:
-Existe una tarjeta telefónica que es muy buena para llamar a varios países que se vende en la mayoría de los negocios como el mío, con la cual puedes ganar el veinte por ciento de las ventas, pero tiene un inconveniente, hay dejarla en los negocios sin cobrarla hasta que no se vendan, arriesgándote a que haya algunos que después que la hayan vendido no quieran pagar, y una ventaja que es una ganancia segura que vas a obtener mientras estás sentado en tu casa esperando que estas se vendan.- ¿Tienes dinero suficiente para poder hacer esa inversión?
-Puedo contar con siete mil quinientos dólares que puedo tomar de una tarjeta de crédito que tengo.- Contesté.
-Con eso es suficiente para poder empezar, cómpralas y empieza a situarlas en los lugares en que te la acepten, siendo yo el primero que voy a aceptar venderlas en mí supermercado.- Me dijo.
Haciendo caso a lo que me había aconsejado Patricio averigue la dirección donde podía comprar las tarjetas, dirigiéndome allá depués de haber ido al banco a pedir el dinero. Al comprarlas empece a distribuirlas en los negocios, cobrando después el importe de lo que había dejado, obteniendo las utilidades que me había dicho mí amigo, volviendo a comprarlas con ese dinero y dejarlas en los mismos negocios donde las había situado la primera vez.
Después de haber efectuado varias compras invirtiendo lo que había ganado busque otros negocios más donde poder dejar las tarjetas, obteniendo mayores ganacias al tener invertida una mayor cantidad de dinero y tener más lugares donde situarlas.
En una oportunidad al comprar más tarjetas con el dinero que tenía en mi poder para pagar, me dijo el empleado que siempre me hacía las ventas:
-Espere un momento mientras hablo con el dueño para que me autorice a darle un crédito por el dinero que va a dejar de pagar al no tener todo el dinero para comprar mayor cantidad, pagando la próxima vez que venga los dólares que van a quedar pendientes de pago si el dueño autoriza.-
Cuando regresó el empleado a los pocos minutos me dijo:
-Armando el dueño contestó que puede llevarla una mayor cantidad, dándole quince días para pagar lo que va a quedar a deber.-
A los quince días regrese y pague lo que había quedado pendiente por pagar, informándome el empleado:
-Me ordenó el dueño que cuando viniera a pagar le informara que debido a las compras que nos ha hecho, y su comportamiento con nosotros tiene usted un crédito de cinco mil dólares para pagarlo en un mes.-
Al tomar en mercancías la cantidad que me habían dado de crédito más lo que yo tenía en mí poder aumente la cantidad de negocios, produciéndome esto mayores utilidades al poder emplear dinero en hacer compras de otras tarjetas que no tenía y que se vendían muy bien.
Al año de haber empezado mi negocio ya había dejado el anterior trabajo que tenía obteniendo créditos en las distintas compañías donde compraba tarjetas telefónicas, disfrutando de una buena situación económica yo y mí familia por las utilidades que obtenía.
Estando un día a las seis de la tarde descansando en una de las habitaciones de mi casa me dijo mi esposa:
Armando en la sala hay un periodista que desea hablar contigo:
Al presentarme ante él abandonó la persona que me esperaba el asiento que ocupaba, diciéndome al extender su mano para saludarme:
-Mucho gusto en conocerlo Armando, mi nombre es Ángel Luis soy periodista del periódico El Paraíso.-
¿A que debo el honor de su visita? Pregunté.
-Estoy dedicándome a hacer entreviastas a personas que han llegado a este país teniendo más de sesenta años, que han triunfado por su perseverancia en el trabajo sin nunca pensar que puede ser descriminados por su procedencia y usted es una de ellas.- Continuando después, preguntándome:
¿Que hizo usted para lograr triunfar en este país?
-Lo primero antes de salir a la calle a trabajar, convencerme yo mismo de que era una persona valiente, y de que todo se puede lograr sin importar la edad que tengas si eres inteligente e inviertes lo que poseas en algo que tú estes convencido va a proporcionarte buenas utilidades.
¿Con esas pocas palabras que me ha dicho explica usted la forma en que ha logrado triunfar en este país?
-Aunque usted no haya interpretado bien esas palabras son muy profundas y si se estudian y analizan se entienden perfectamente, y pueden ayudar a vencer a cualquier persona que se proponga triunfar.- Le dije sin agregar nada más, abandonando mi casa el periodista con la intención de publicar lo que había escuchado, que al parecer le habían parecido palabras con mucho contenido.
F I N
No importa la edad. Lo que importa es el ánimo y el trabajo que ponemos en cada acción.
Suerte.
Estoy de acuerdo con Gaia: es el sueño americano en el otoño de la vida. El mensaje queda resumido en el título.
Suerte.
Muy interesante este cuento de la lechera que posiblemente sea una historia real que protagonizaste. Si es así, felicidades por tu triunfo y por tu valentía y tesón. Como te escribe el Pérfido Samaritano persevera en la narrativa, porque con tu tesón (o el de tu protagonista), seguro que alcanzas todas las metas que te propongas. En este relato, sin embargo, y te lo digo con la mejor intención, se nota alguna falta de atención en lo que has escrito, pero la intención y, sobre todo, el argumento, están muy bien. Felicidades y suerte
Lo importante ,el esfuerzo,la lucha,creer en uno mismo,compartir la sencillez con entusiasmo. Le deseo mucha suerte compañero.
El Intelectual: te animo a perseverar en el ejercicio de la narrativa. Como tu Armando, si insistes, seguro que cosecharás buenos frutos en el futuro. Suerte
Intelectual:
Qué duro es tener que dejar tu país porque ya no te da para vivir lo que ganas. Los niños lo pasan mal con este cambio, los jóvenes y adultos saben aceptarlo, pero las personas mayores ni lo intentan. Este es el mérito de tu historia y de tu Armando: ir en busca de su sueño, del sueño americano. Del triunfador.
Ha habido un momento que me he acordado de los cuentos de don Juan Manuel, no por el tema, sino por ser un cuento claramente ejemplarizante. Me gusta ese mensaje de confianza y positividad que das. ¡Mucha suerte!