En el plato de Milagros había un trozo de lechuga. Era una de las hojas exteriores de la planta y por casualidad el cocinero no la había echado a la basura con las otras marchitas.
La lechuga consiguió llegar al restaurante gracias a que el agricultor había instalado un eficaz sistema de riego que salvó las plantas durante un verano muy seco, y gracias a que los pesticidas mataron a los insectos que amenazaban la cosecha.
La lechuga llegó a existir porque durante miles de años sus antecesores recibieron suficiente agua y sol, y porque todos ellos tuvieron la fortuna de dejar descendientes antes de que fueran comidos o pisoteados o atacados por bichos o fulminados por un relámpago o inundados por un exceso de lluvia. Porque la cadena no se rompió.
Porque el ADN de millones de generaciones se adaptó. Porque mil millones de aminoácidos se reunieron precisamente en la secuencia correcta para producir proteínas. Porque trillones de moléculas elementales se combinaron para formar moléculas complejas. Porque billones de trillones de átomos fueron captados por la gravedad de nuestro sol justo a la distancia que favoreció la aparición de la vida. Porque hace catorce mil millones de años la singularidad se despertó…
Para Milagros la ensalada tenía demasiado vinagre y dejó la mitad, incluyendo el trozo de lechuga. Éste fue al cubo de basura de la cocina, después al contenedor de la calle y terminó en el vertedero donde se descomponía junto con una lata de atún, una compresa usada y toneladas de desechos más.
Dentro de quince años Milagros morirá en un accidente de coche y su marido decidirá esparcir sus cenizas en el río del pueblo donde se conocieron y que está cerca del vertedero. Algunas de las cenizas de Milagros se mezclarán con el lodo de la orilla, compuesto en parte por las moléculas del trozo de la lechuga. Milagros y la lechuga se unirán para formar parte de un junco que crecerá allí y será aplastado por un niño que juega con un barco teledirigido. El junco lo comerá un lucio cuyos descendientes no sobrevivirán a la caída en la tierra de un meteorito. Todo de lo que antes se componían Milagros y la lechuga -los neutrones, protones y quarks y la inmensa nada que los mantiene unidos- saldrá despedido al espacio y dentro de eones será engullido por un agujero negro.
En un restaurante de otra galaxia en otro mundo del multiverso una lechuga contempla su plato. Le encanta la vinagreta y se zampa con gusto el último trozo de Milagros.
Muchas felicidades Major Tom!! A disfrutar.
¡¡Hola Major Tom!!!
Qué final tan brillante!
Completamente inesperado, ingenioso y divertidísimo.
Qué más se le puede pedir a un buen relato?
No pude leer todos los cuentos en su día y el tuyo es uno de los que se me escapó. Me ha gustado mucho.
Enhorabuena por el relato y por estar en la final. Me encantará conocerte si puedes ir a la cena de Murcia.
Un abrazo y mucha suerte!
Te felicito por estar entre los diez finalistas.
Abrazo.
Felicidades. Conseguir una nominación con una hoja de lechuga tiene muchísimo mérito. Un abrazo.
Ya estamos en octavos (bueno, en décimos). Suerte en la final.
Comenté que el oficio se notaba; si se une a la imaginación, este es el resultado.
Felicidades.
No hay duda de que tras este relato hay mucho oficio y tras ese oficio mucha imaginación. Un relato diferente, sin duda, que no puede dejar a nadie indiferente. Enhorabuena y mil gracias por haberte pasado por Distintos. Algo me dice que compartimos gustos parecidos. Mucha suerte.
Original y con un final ingenioso y contundente. Intachable.
Un relato muy original y que recordaré siempre que tenga una hoja de lechuga delante.
Bien hecho.
Sí, me temo que si a todos nos une la misma cadena ésta es la alimentaria.
¿Quién se comerá mi polvo de estrellas?
La materia transformada me hace pensar en el comienzo de la lechuga. Escueto y didactico.
Suerte
Hola Major Tom, me parece una historia deliciosamente contada y con profundidad que reeleré muchas veces. Enhorabuena por la manera tan creativa de mostrarnos como se desarrolla la vida y lo importante que puede ser una hoja de lechuga.
Saludos y suerte.
Freya
¡Hola, Major Tom! Yo te voy a describir a mí misma leyendo tu relato: comienzo a leer relajada; en el segundo párrafo dejo de parpadear; cuando llego al cuarto párrafo frunzo el ceño; permanezco así hasta llegar al último, donde se me dibuja una enorme sonrisa.
Para mí hubiera ganado realismo si al final no fuera una lechuga lo que contempla su plato y se zampa el último trozo de Milagros. En fin, no me hagas caso, me da a mí que en este relato lo del realismo es lo de menos y para colmo te estropeo el ciclo 😉
¡Suerte!
Major Tom me he divertido muchísimo con su relato, sin embargo no he podido horrorizarme ante la visión de la lechuga zampándose a Milagros, la carcajada no me ha dado esa opción. Le diré sin embargo que en ése multiverso ningún vegetal será capaz de ser tan original con una historia, sin duda alguna se la tragarían al leerla ; alienígenas y avanzados como son de conocer que letras procuran una buena digestión. Enhorabuena
Un diez en originalidad, no sé si decidirme por calificarlo como narrativa seudo-bilógica con bucle final o experimento de laboratorio de ciencias o sencillamente en la última teoría de transmutación, transformación de la materia con algo de antropofagia final.
(no me hagas demasiado caso, es lo que pasa por comer demasiada lechuga)
PD; En serio, un relato con frescura y originalidad, enhorabuena
El aburrimiento, ahora, ante una hoja de lechuga, la vuelve protagonista de un clase de ciencia que acaba en ficción. Admirable. Suerte, Major Tom.
Somos materia y transformación de materia. Eso dicen.
Buen relato. Suerte y Gracias por hacerlo.
«La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma» Esto debe ser cierto y tú lo cuentas. Pero lo que si se crea es el relato tan estupendo que tú has creado. Acabarás siendo una gran novelista, ya lo verás.
Major Tom,
Ha sido una superaventura leer tu relato. Es sencillo, breve y fresco como una hoja de lechuga. El mensaje que leo y no es un mensaje para pasar por alto, es «el mensaje», es que todo es un MILAGRO y me parece lo más esperanzador que hay.
Muchas gracias por regalarnos esta historia. Mucha suerte y congratulations.
Noniná me ha robado las palabras. Es lo que tiene comentar antes. La narración seudobiológica me ha dejado con la boca abierta, pero no pienso comer más lechugas no vaya a ser que dentro de eones, a las lechugas les dé por comer anacondas. Muy interesante el relato, me ha gustado un montón.
Me parece un relato muy bueno, con ese giro final que nos traslada a una perspectiva totalmente diferente. Cómica y a la vez terrible, puesto que nos recuerda que los humanos podemos convertirnos en alimento para alienígenas. Es un relato que trata de ponernos en nuestro sitio, solo somos una ínfima parte del universo.
Breve pero intenso relato que pone de manifiesto el ciclo, no ya de la vida, sino de la misma existencia e indestructibilidad de la materia. suerte
¡Ay, por Dios, la imaginación al poder!
Original, muy original lo de marcianos-lechugas comiéndose a Milagros. Creo que no volveré a mirar mi ensalada como antes; aunque las explicaciones científicas, esparcidas en las menos de 2000 palabras, no se me van a quedar en mi desgastado cerebro, ya te lo digo de antemano. Pero he disfrutado de la lectura de tu relato, aunque es verdad que estoy un poco mareada de seguir todo el trayecto: la vejez es lo que tiene.
No sé si conoces a los chicos de The Big Van Theory, pero sospecho que a ellos les encantaría incluir tu relato en sus monólogos.
Ya me iba a dormir cuando he visto tu relato, dudo si leerlo ya o dejarlo para mañana. Lo veo cortito y empiezo cayéndoseme las pestañas, este concurso va en linea ascendente, me has sacado del sueño y me has puesto los ojos como dos ventanas abiertas de par en par.
Me ha gustado mucho, lo he visto muy original e interesante. Enhorabuena y suerte.