Antonio Oliva tuvo un sueño. Soñó que un soldado se dirigía hacia él con la bayoneta cargada, dispuesto a matarle. No parecía un combatiente republicano, sino un soldado alemán de la Gran Guerra. Antonio Oliva se dirigió a él en el sueño y le dijo:…
Deyanira giró varias veces sobre sí misma buscando acomodo en el angosto vientre. En el corto trayecto hacia la luz, un lazo comenzó a cerrarse con fuerza alrededor de su delgado cuello. Se agitó desesperada. En medio de un gran vocerío, unas manos torpes trataron de liberarla de aquel cordón…
Nada, ni una despedida. Abandonó el terror después de demasiados años. Al ritmo de su paso el corazón iba estrujado, pero pasaría, recordó la existencia de buenos sentimientos. La congoja se agarraba a su garganta, en el alma una incertidumbre y a la cabeza se cimentaba la convicción de…
La tenue luz que aún consigue filtrarse a través del laberinto de tuyas del bosque encantado, alarga las últimas sombras mágicas en un intento desesperado por mantenerlas en vida. En el horizonte, un pequeño círculo rojo con reflejos dorados se diluye entre las oscuras aguas del…
A Marcos Lisón ya nada le extrañaba en la vida, sabía perfectamente que el peor enemigo de los españoles eran los propios españoles. Lo había aprendido durante la guerra, cuando en infinidad de ocasiones había visto en los rostros de sus compatriotas el placer amarillo de ver…
Planeando por el árido desierto, allá por el suroeste de Argelia, se percibe de forma confusa pequeñas motas que, a vista de pájaro, son mimetizadas con la tierra. Nos situamos en una wilaya del campamento de refugiados de Tinduf, precisamente en la daira de Bouzareah. Ahí vive la familia de…
Veintiocho de diciembre de dos mil once, en plena crisis económica, con la polémica en la calle sobre los ajustes presupuestarios del nuevo gobierno, en mitad de un proyecto financiero para salvar mi empresa de una suspensión de pagos y yo sufriendo la mayor inocentada: he muerto, he dejado…
El cuerpecito inerte de la niña flotaba en las aguas sagradas del Ganges. –Esta niña es de los nuestros–susurró un anciano de inmaculado turbante y barba de nieve, sentado en la escalinata de Benarés–. Ha vuelto a su lugar. ¿Acaso no veis en su…
Era un día triste e insípido, uno de esos días en los que el cielo se ha apagado para acabar con las pocas esperanzas de las personas sin nada que perder.